El regreso de Aeroméxico al Valle del Cauca reactiva una ruta clave para la región, pero deja preguntas sobre sostenibilidad, impacto local y planificación a largo plazo
Redacción RMC Noticias / 19 de junio de 2025
Cali y Ciudad de México vuelven a estar conectadas por vía aérea. Tras años de ausencia, Aeroméxico reanudó esta semana sus vuelos directos entre ambas ciudades, marcando el regreso de una ruta que alguna vez fue estratégica para el suroccidente colombiano. La reapertura fue recibida con entusiasmo en el aeropuerto Alfonso Bonilla Aragón, donde autoridades y viajeros celebraron un nuevo puente entre dos polos culturales y comerciales del continente. Sin embargo, más allá del simbolismo, el reto será convertir esta conexión en un motor real de desarrollo y no en un evento pasajero.
Una ruta que llega en un momento oportuno
El regreso de esta conexión ocurre cuando Colombia intenta reactivar el turismo internacional y el Valle del Cauca busca reposicionarse en el mapa de destinos latinoamericanos. Según cifras oficiales, en 2023 más de 190.000 turistas mexicanos visitaron el país, y en 2024 el Valle ya suma más de 10.000 visitantes no residentes. La cifra aún es modesta, pero suficiente para justificar el interés de aerolíneas como Aeroméxico en expandir su presencia en la región.
México y Colombia: una relación que necesita más puentes
La conexión aérea no solo beneficia al turismo. También puede facilitar intercambios culturales, académicos y comerciales entre dos países con historias paralelas pero agendas poco integradas. Para los empresarios del suroccidente colombiano, esta es una oportunidad para acceder más fácilmente a uno de los mercados más dinámicos de América Latina. Pero sin acompañamiento institucional serio ni estrategias de largo plazo, el vuelo puede quedar como una simple anécdota en medio de un contexto volátil.
El reto de descentralizar el turismo
Aunque Cali celebra la llegada del vuelo, es clave que su impacto no se quede en los centros urbanos. Las playas del Pacífico, las comunidades rurales y los destinos alternativos podrían beneficiarse si se articulan adecuadamente con esta nueva conectividad. De lo contrario, el riesgo es reproducir un modelo de turismo concentrado y poco inclusivo, que deja ganancias en pocas manos y no responde a las necesidades reales de los territorios.
Aeroméxico: expansión en territorio colombiano
Para la aerolínea, esta es su cuarta ruta en Colombia, junto a Bogotá, Medellín y Cartagena. Según José Zapata, vicepresidente de Ventas para América Latina, con la inclusión de Cali la conectividad entre ambos países crece un 25 %. Los vuelos operarán diariamente, lo que garantiza una oferta constante. Sin embargo, las decisiones comerciales no siempre van de la mano con los intereses de los territorios. La experiencia de otros destinos sugiere que sin planificación, las rutas pueden desaparecer tan rápido como llegan.
Más vuelos, pero ¿a qué costo?
La celebración por la reapertura de la ruta no debería opacar las preguntas pendientes. ¿Está la región preparada para recibir un aumento de turistas? ¿Hay regulación para evitar procesos de gentrificación, presión sobre ecosistemas frágiles o turismo predatorio? ¿Cómo se va a distribuir el impacto económico? Estas preguntas no tienen respuestas fáciles, pero deben formar parte del debate si se quiere avanzar hacia un modelo más sostenible e inclusivo.
Celebrar el vuelo, pensar el destino
El regreso de la ruta entre Cali y Ciudad de México es una buena noticia, pero no debería ser tomada como un fin en sí mismo. Es apenas una herramienta, una posibilidad. Lo que está en juego no es solo atraer visitantes o facilitar negocios, sino construir una visión de desarrollo que incluya a los territorios y comunidades que han estado históricamente fuera del radar. La conectividad aérea debe pensarse no como un símbolo de modernidad, sino como un medio para reducir brechas y ampliar horizontes. Celebrar el vuelo es válido; pensar el destino, imprescindible.
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