Del diagnóstico temprano al parto seguro: así fortalece la Alcaldía de Cali la salud de las mujeres en todas sus etapas
Foto: Comunicaciones Alcaldía de Cali
Redacción RMC Noticias / 5 de junio de 2025
Hablar de salud femenina en Cali implica, inevitablemente, hablar de desigualdad. De barreras geográficas, de exclusión económica, de servicios que han llegado tarde o nunca. Por eso, los anuncios recientes sobre la incorporación de tecnologías médicas y la modernización de la red pública en áreas clave como el diagnóstico del cáncer de mama, la atención obstétrica y el cuidado neonatal no deberían ser vistos como simples logros administrativos. Son, en el fondo, intentos de reparar una deuda estructural con las mujeres, especialmente con aquellas que han habitado los márgenes del sistema.
Bajo el liderazgo del alcalde Alejandro Eder, y a través de la Secretaría de Salud Pública Distrital, la ciudad ha invertido más de $3.400 millones en acciones dirigidas a fortalecer la atención en salud femenina. ¿Qué significa realmente esto en el contexto actual? Más allá del titular fácil, vale la pena detenerse a analizar los matices de esta transformación en curso.
Diagnóstico temprano: cuando la tecnología deja de ser un privilegio
Durante décadas, la detección temprana del cáncer de mama fue un lujo reservado a quienes podían pagar por ella. Hoy, con la instalación del primer mamógrafo con estereotaxia en la red pública —específicamente en la Clínica de Mama de la ESE Norte— la narrativa cambia. No solo por lo que representa en términos técnicos (hasta 15.000 mamografías anuales con precisión de alta complejidad), sino por lo que simboliza: el acceso como derecho y no como favor.
La inversión de $1.436 millones no se traduce únicamente en un equipo moderno. Se traduce en cientos, quizá miles, de diagnósticos a tiempo. En mujeres que podrán iniciar tratamientos antes de que la enfermedad avance. En comunidades del oriente y norte de Cali que, por primera vez, no serán las últimas en la fila.
Y sin embargo, la pregunta permanece: ¿cómo asegurar que esta tecnología no termine infrautilizada o aislada del resto del sistema? La inversión es un punto de partida, no un destino.
Tamizaje sin dolor: una revolución silenciosa con los dispositivos Bexa
Otra pieza clave en este nuevo entramado de salud femenina es la incorporación de los dispositivos Bexa, una tecnología no invasiva para tamizaje mamario temprano. Hasta ahora, 1.700 mujeres han accedido a esta prueba rápida y sin dolor, que representa una alternativa valiosa para reducir el temor asociado a los exámenes tradicionales.
Con $700 millones invertidos, los Bexa no solo representan un avance médico. Son una invitación a repensar la relación entre el cuerpo femenino y el sistema de salud: menos barreras, menos angustia, más acceso.
Pero como todo cambio estructural, este también necesita pedagogía, confianza institucional y continuidad. La tecnología por sí sola no transforma la cultura médica ni la percepción social del autocuidado.
Parir con dignidad: la urgencia de humanizar la obstetricia
En los pasillos de muchas instituciones públicas del país, parir sigue siendo una experiencia atravesada por la urgencia, la desinformación y, en muchos casos, la violencia obstétrica. Por eso, la modernización de la IPS Siloé y el fortalecimiento del Hospital Carlos Holmes Trujillo no son obras menores.
Dotar estos espacios con incubadoras, cunas de calor, máquinas de anestesia y camas de parto, puede parecer técnico, pero es profundamente simbólico: se está diciendo que las mujeres, incluso en las zonas más vulnerables, merecen condiciones dignas para traer vida al mundo.
Con capacidad para 100 partos mensuales y más de 1.700 gestantes inscritas en programas de control prenatal en la ESE Ladera, se empieza a consolidar una red que entiende la salud materna no como un trámite médico, sino como un proceso humano que debe estar protegido en cada etapa.
Salud pública con perspectiva de género: el verdadero desafío
Más allá de las cifras y los equipos, lo que se está intentando construir en Cali es un modelo de salud pública con perspectiva de género. Un modelo que no solo invierte, sino que escucha. Que no solo compra tecnología, sino que la territorializa. Que no solo atiende cuerpos, sino que acompaña trayectorias vitales marcadas por la exclusión.
Este no es un proceso perfecto ni acabado. Los retos son muchos: asegurar la sostenibilidad de las inversiones, evitar la fragmentación del sistema, garantizar personal capacitado, y sobre todo, mantener la voluntad política más allá del ciclo electoral.
Pero lo que hoy se ve en Cali —si se mira con atención— es un giro necesario. Una señal de que es posible construir una ciudad que cuide, con rigor técnico y con humanidad.
Invertir en mujeres es invertir en futuro
La salud femenina no puede seguir siendo una nota de pie de página en los planes de desarrollo. Lo que está en juego no es solo el bienestar de las mujeres, sino la posibilidad de construir una sociedad más justa desde su núcleo: el cuidado, la vida, la equidad.
En Cali, por primera vez en mucho tiempo, parece haber un intento serio por tomar este reto en serio. La ciudadanía, por su parte, tiene la tarea de vigilar, exigir y acompañar. Porque los derechos no se agradecen: se defienden.
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