La cumbre en Brasil marca un nuevo capítulo para los BRICS con expansión de miembros, rechazo al proteccionismo y proyectos estratégicos como el tren bioceánico
Río de Janeiro, julio 7 de 2025 — La 17.ª cumbre de los BRICS, celebrada en Brasil, cerró con señales claras de transformación. Pese a las ausencias de Xi Jinping y Vladimir Putin en el escenario presencial, el encuentro dejó un mensaje inequívoco: el Sur Global ya no quiere ocupar un lugar marginal en las decisiones económicas del mundo. El bloque, ahora fortalecido por la ampliación con seis nuevos miembros, hizo énfasis en su intención de redefinir las reglas del juego global y avanzar hacia un sistema más equitativo y multipolar.
BRICS ampliado: más que un bloque, una coalición en crecimiento
Con la incorporación de Arabia Saudita, Egipto, Irán, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía e Indonesia, los BRICS pasaron de cinco a once miembros. En conjunto, este nuevo bloque representa cerca del 46 % de la población mundial y más del 35 % del PIB global, superando incluso el peso del G7 en varias métricas de producción y consumo. Esta expansión no solo tiene implicaciones geoeconómicas: también refleja una creciente insatisfacción con el orden liderado por Occidente.
“No queremos emperadores”: el rechazo frontal al proteccionismo
Uno de los momentos más citados de la cumbre fue la intervención del presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, quien afirmó que “no queremos emperadores ni muros”, en aparente alusión al expresidente estadounidense Donald Trump y sus políticas arancelarias. El mensaje fue claro: los BRICS se oponen al resurgimiento de prácticas comerciales excluyentes y abogan por reglas multilaterales más justas. Este llamado fue respaldado por varios líderes presentes y recogido en la declaración final del evento.
Tren bioceánico: de la retórica a la infraestructura
Durante la cumbre, Brasil y China anunciaron su respaldo al megaproyecto del tren bioceánico, una ruta ferroviaria de más de 3.000 km que conectará el océano Atlántico (Brasil) con el Pacífico (Perú), cruzando Bolivia. El proyecto promete reducir significativamente los tiempos logísticos entre Asia y América del Sur y se perfila como uno de los corredores estratégicos del nuevo orden económico impulsado por los BRICS. No obstante, voces críticas han señalado posibles impactos socioambientales en regiones como la Amazonía y el Cerrado.
Ausencias significativas, pero una narrativa coherente
La cumbre no estuvo exenta de desafíos. La ausencia física de los mandatarios de China y Rusia generó especulaciones sobre el grado de cohesión del bloque. Sin embargo, la participación activa de sus delegados, y la coincidencia en los principales ejes temáticos, evitó fracturas visibles. La cumbre logró presentar una narrativa común sobre comercio justo, integración Sur-Sur e impulso a monedas locales en las transacciones bilaterales.
Un dólar menos fuerte y un Súr más articulado
Aunque no se formalizó una moneda única, se promovió con más fuerza el uso de monedas nacionales en el comercio intrabloque. Países como Rusia ya realizan más del 80 % de sus exportaciones en monedas distintas al dólar. Esta tendencia, que gana tracción en América Latina, busca reducir la dependencia del sistema financiero occidental y avanzar hacia una soberanía económica que muchos países del Sur consideran urgente.
Más que bloques, se necesita visión compartida
Este medio reconoce el giro histórico que representa la cumbre BRICS 2025. La ampliación del bloque, el cuestionamiento al proteccionismo y el anuncio de megaproyectos son pasos relevantes. Pero advertimos: no basta con sumar miembros o inversiones. El verdadero desafío es consolidar una visión compartida que combine crecimiento económico con justicia social, sostenibilidad ambiental y respeto a los territorios. Solo así el Sur Global podrá pasar de la reivindicación a la transformación.
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