Más de diez disidencias de Iván Mordisco neutralizadas; la operación muestra eficacia militar, pero plantea preguntas sobre seguridad y bienestar de las comunidades.
Redacción RMC Noticias
Santiago de Cali, 11 noviembre 2025. En los últimos días, el departamento del Guaviare ha sido escenario de una operación militar que dejó como resultado la neutralización de más de diez integrantes de las disidencias de Iván Mordisco. Aunque las cifras representan un logro para las fuerzas de seguridad, el verdadero desafío no está solo en el número de miembros abatidos, sino en cómo garantizar seguridad, justicia y confianza para los habitantes de la región.
Golpe táctico, impacto limitado
La operación, que combinó Ejército y Policía, permitió penetrar corredores estratégicos de la estructura armada, debilitando temporalmente su capacidad operativa. Sin embargo, este tipo de ofensivas plantea un dilema: ¿puede un éxito militar traducirse en seguridad real si no se acompaña de políticas sociales, prevención y fortalecimiento institucional en el territorio?
Guaviare, un territorio en disputa
El Guaviare ha sido históricamente un espacio donde confluyen narcotráfico, minería ilegal y presencia de estructuras armadas. Las disidencias de Iván Mordisco han aprovechado la complejidad del terreno y la falta de presencia estatal para consolidar rutas y control territorial. La operación, aunque simbólica, deja ver la fragilidad del Estado frente a actores armados que operan al margen de la ley.
La voz de las comunidades
Detrás de los titulares sobre abatidos y capturas, la población civil vive con miedo constante y una sensación de abandono. La verdadera seguridad, en este contexto, no se mide solo en cuerpos neutralizados, sino en la capacidad del Estado para proteger derechos, garantizar educación, salud y generar oportunidades económicas que disuadan la violencia.
Más allá del control: confianza y justicia
El Estado tiene el deber de actuar con firmeza, pero también de garantizar que sus acciones no reproduzcan ciclos de violencia. Neutralizar disidencias es solo un paso; reconstruir la confianza de quienes viven en estos territorios requiere transparencia, acompañamiento social y políticas que prioricen el bienestar colectivo.




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