El candidato abrió su campaña presidencial en Cali con un plan que combina tecnología, fuerza pública y reformas judiciales, y que busca intervenir tanto el delito en las calles como las raíces sociales que lo alimentan.
Foto : Comunicaciones Roy Barreras Por: Paulina Arango M
Un inicio de campaña marcado por la urgencia
Cali, noviembre 17 de 2025. En el oriente de Cali, una de las zonas más golpeadas por la violencia urbana, Roy Barreras lanzó su campaña presidencial con un mensaje directo: la seguridad será el núcleo de su proyecto de gobierno. Ante más de 3.000 personas en el Bulevar de Oriente, el candidato presentó su estrategia denominada “Seguridad Total”, una receta inspirada en su pasado médico que se estructura en tres líneas de acción —extirpar, cuidar y tratar— para enfrentar lo que define como una crisis nacional que se vive “en los buses, en los comercios y en las esquinas cotidianas del país”.
Tecnología y presencia territorial: el primer frente de “extirpar”
Barreras propuso un despliegue tecnológico sin precedentes en el país: 10.000 drones “guardianes del aire”, un millón de cámaras conectadas a 17 centros operativos, y 10.000 motorizados equipados con sistemas interconectados. A esto se suma una modernización de la Fuerza Aérea con 140 helicópteros repotenciados y comandos permanentes en zonas donde la presencia del Estado ha sido intermitente. El objetivo, según explicó, es revertir el dominio territorial de las organizaciones criminales y acelerar las capturas mediante inteligencia artificial y capacidad operativa inmediata.
Reordenar el sistema penitenciario: cárceles productivas y fin del INPEC
Uno de los anuncios más disruptivos fue la propuesta de liquidar el INPEC y reemplazarlo por un modelo de cárceles de concesión enfocadas en productividad y formación. Estas cinco megacárceles, según expuso, tendrían talleres, alianzas con el SENA y maquilas que permitirían que los reclusos sostengan su propia manutención y reduzcan la reincidencia. Además, prometió bloqueo total de señal para frenar las extorsiones originadas desde los centros de reclusión, una de las quejas más reiteradas de comerciantes y transportadores urbanos.
Atacar las raíces sociales del crimen: sustitución productiva y mercado campesino
El plan contempla una intervención social que busca disminuir la dependencia de las economías ilegales. Incluye inversiones focalizadas en los 12 municipios donde se concentra la mitad de los cultivos de coca del país, la reinstalación del IDEMA para comprar cosechas campesinas, y un uso regulado e industrial de la hoja de coca. También plantea becas para hijos de familias cocaleras y la participación de Ecopetrol —convertida en Ecoenergías— en la compra de oro para competir contra las redes de minería ilegal. El mensaje central es que la seguridad no se sostiene sin alternativas económicas reales.
Ciudadanía organizada y prevención: redes locales para reconstruir confianza
Además de fuerza pública y tecnología, Barreras insistió en el papel de la comunidad como eje preventivo. Propuso la creación de 10.000 Redes de Apoyo Ciudadano con alarmas y radios, así como alianzas con iglesias, el SENA y empresas privadas para generar rutas de acompañamiento y formación para jóvenes en riesgo. La propuesta busca fortalecer el tejido social en entornos donde la violencia ha sustituido a la confianza vecinal.
Una justicia que funcione: el eje de “tratar”
El tercer componente del plan aborda la impunidad, una de las principales preocupaciones ciudadanas según mediciones recientes. Barreras anunció una agenda legislativa para acabar con los vencimientos de términos mediante el uso de sistemas de IA, endurecer las medidas para reincidentes y expulsar a 5.000 delincuentes extranjeros señalados de agravar el hacinamiento y la criminalidad. La premisa es que una justicia lenta o inoperante neutraliza cualquier esfuerzo policial.
¿Puede Colombia blindarse? El debate que abre la propuesta de Seguridad Total
Más allá del atractivo de los anuncios, el país necesita evaluar con rigor si estas medidas ofrecen soluciones duraderas o si corren el riesgo de repetir errores del pasado. La seguridad, vivida desde los barrios donde confluyen desigualdad y abandono institucional. Por eso, la ciudadanía está llamada a analizar críticamente el alcance real de esta estrategia y a preguntarse si responde al modelo de convivencia y de Estado que Colombia aspira a construir.
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