Resultados medibles, decisiones políticas y una gobernanza que reconfiguró el papel del departamento en Colombia
Foto: prensa Gobernación del Valle del CaucaRedacción RMC | Cali, Valle del Cauca, diciembre 30.
Un balance que va más allá del optimismo oficial
El cierre de 2025 deja al Valle del Cauca en una posición que no admite lecturas superficiales: en un contexto de restricciones fiscales, tensiones de orden público y un entorno nacional adverso, el departamento logró consolidarse como uno de los territorios con mejor desempeño integral del país. No se trata solo de cifras positivas, sino de una secuencia de decisiones públicas que, con aciertos y desafíos pendientes, marcaron una hoja de ruta clara. El debate ya no es si hubo avances, sino cómo se sostienen y a quiénes deben seguir beneficiando.
Crecer cuando otros se estancan
Los datos del Índice Departamental de Competitividad ubican al Valle del Cauca con una calificación de 6,3 sobre 10, dentro del grupo líder a nivel nacional, y como primero en sofisticación y diversificación económica (9,6/10). A esto se suma un crecimiento económico del 3,1%, superior al promedio nacional del 2,7%, junto con una reducción del desempleo al 8,1%. Estas cifras, provenientes de mediciones técnicas y oficiales, muestran que la economía regional no solo resistió, sino que se reconfiguró con una base más diversificada y menos dependiente de un solo sector.
Cuando la gestión importa
El Valle ocupó el primer lugar en el Índice de Desempeño Institucional y alcanzó un 97% en el Índice de Transparencia de la Procuraduría General de la Nación. Estos resultados no suelen generar titulares ruidosos, pero son determinantes: sin instituciones sólidas no hay política social sostenible ni inversión posible. La ejecución eficiente de recursos del Sistema General de Regalías y el liderazgo en defensa jurídica del Estado reflejan una administración que entendió que gobernar también es prevenir riesgos futuros.
Menos discurso, más impacto real
Uno de los indicadores más contundentes de 2025 fue la reducción del 60,5% en la Pobreza Multidimensional, que permitió a más de 400.000 personas salir de carencias estructurales en salud, educación y vivienda. A ello se suma la disminución de la pobreza monetaria al 25,7%, beneficiando a 417.000 vallecaucanos. Programas como el PAE con cobertura total, reconocido con 100/100 por el DNP, evidencian que la política social puede ser eficaz cuando se articula con empleo local, enfoque diferencial y control institucional.
Avanzar sin esperar permiso
Mientras proyectos clave siguen pendientes de decisiones nacionales, el departamento optó por no detenerse. La puesta en marcha de obras viales, la modernización de aeropuertos regionales y el impulso al Tren de Cercanías, que ya cuenta con un 30% de financiación asegurada, muestran una estrategia de gestión basada en cooperación internacional y alianzas público-privadas. No es menor que estas iniciativas proyecten más de 15.000 empleos y una mejora sustancial en movilidad y competitividad regional.
Resultados en medio de la complejidad
En un año marcado por la violencia en varias zonas del suroccidente colombiano, el Valle reportó una reducción del 1,6% en homicidios en 36 municipios y una disminución del 21% en noviembre, según cifras oficiales departamentales. A la par, la incorporación de 1.000 jóvenes a la Fuerza Pública mediante el programa Fuerza Joven introdujo una lectura distinta de la seguridad: no solo control, sino oportunidades. Los avances en reducción de feminicidios (70% menos casos) refuerzan esta visión integral.
Liderar también es sostener el rumbo
El 2025 deja al Valle del Cauca en una posición de liderazgo que no debe leerse como punto de llegada, sino como una responsabilidad mayor. Los resultados existen, están documentados y son verificables; sin embargo, el verdadero reto comienza ahora: mantener el ritmo, corregir lo que no funcionó y evitar que el éxito se convierta en complacencia. La experiencia de este año sugiere una lección clara para el debate público nacional: incluso en escenarios adversos, la gestión territorial con visión, datos y articulación puede marcar la diferencia. La reflexión queda abierta para 2026.





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