La temporada navideña vuelve a tensionar el corredor del Bulevar del Río y abre preguntas sobre el uso del espacio público y la capacidad de gestión urbana.
Cali, Valle del Cauca, diciembre 12 de 2025. Con el inicio del alumbrado navideño, Cali experimenta nuevamente un incremento abrupto en la circulación de peatones y vehículos en el centro. Ante esta presión temporal –pero previsible–, la Alcaldía activó un paquete de medidas que incluye cierres diarios, ajustes en la avenida 2 y controles reforzados de estacionamiento. Más allá de la logística, estas decisiones revelan tensiones de fondo sobre movilidad, convivencia y planificación urbana.
Un cierre diario que redefine el flujo del centro
El cierre de la calle 8 con avenida 2, activo cada noche entre las 6:00 y las 11:00 p.m., funciona como un corredor peatonal temporal que redirige miles de personas hacia el Bulevar del Río. Aunque la medida busca evitar riesgos por la alta concentración de visitantes, refleja también la dependencia de la ciudad de intervenciones puntuales para controlar flujos que, en esta época, superan la capacidad histórica del sector. Los desvíos obligan a los conductores a optar por trayectos más largos, mientras la zona se transforma en un punto de encuentro predominantemente peatonal.
Foto: Comunicaciones Alcaldía de CaliAvenida 2: un corredor reducido que exige mayor planeación
La intervención reciente de la avenida 2 —con separadores que protegen el bici-carril— redujo el espacio disponible para vehículos y dejó al corredor funcionando con un carril menos. Aunque la medida prioriza la seguridad de los ciclistas, la temporada decembrina tensiona la convivencia entre modos de transporte. Con el inicio del cierre de la calle 8 al caer la tarde, la congestión se vuelve inevitable y pone de relieve la necesidad de estrategias de movilidad integradas que no dependan únicamente de restricciones temporales.
Estacionamiento bajo vigilancia: el espacio público, en disputa
Los controles estrictos al estacionamiento en zonas prohibidas —tanto en el Bulevar como en la nueva ubicación de la “Calle del Sabor”— ponen en evidencia una de las disputas más persistentes del centro: quién se apropia del espacio y bajo qué reglas. La Alcaldía insiste en que la oferta de parqueaderos formales es suficiente para cubrir la demanda nocturna, pero el uso indiscriminado de andenes, bahías y vías internas muestra que la cultura vial sigue siendo un desafío central para la ciudad. Estas medidas no solo buscan despejar el espacio público sino también marcar límites en un territorio históricamente saturado.
Operativos y corresponsabilidad: un llamado que no debería repetirse cada año
Los agentes de tránsito recuerdan que las modificaciones en la avenida 2, sumadas al cierre de la calle 8, requieren anticipación por parte de quienes visitan la zona. La advertencia no es nueva: cada diciembre la ciudad enfrenta la misma dinámica de congestión, y cada año la administración insiste en las mismas recomendaciones. Este ciclo revela una tensión de fondo: la ciudad depende más de la paciencia de los ciudadanos que de soluciones estructurales que mejoren la experiencia urbana en temporadas de alta demanda.
Lo que la movilidad revela de nuestra vida urbana
Desde esta redacción, se observa que las medidas adoptadas —aunque necesarias— exponen los límites de una ciudad que improvisa para momentos de alta afluencia y donde la movilidad se convierte en un termómetro social. La experiencia del alumbrado debería ser una oportunidad para repensar el equilibrio entre movilidad sostenible, espacio público y disfrute colectivo, no solo durante diciembre, sino como parte de una visión urbana más coherente. Si Cali aspira a recuperar su ritmo, la corresponsabilidad ciudadana y la planificación a largo plazo deben dejar de ser llamados estacionales para convertirse en prácticas permanentes.





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