Más de 19 toneladas de productos ilegales fueron eliminadas bajo estrictos controles ambientales y sanitarios, en un proceso clave contra el contrabando y la adulteración.
Redacción RMC Noticias
Salsa, memoria y ciudad
Cali, Valle del Cauca, diciembre 28. Contrabando, salud pública y responsabilidad colectiva
En la lucha contra el contrabando de licores y cigarrillos en el Valle del Cauca, no solo están en juego las finanzas públicas, sino un asunto mucho más profundo: la salud y la vida de los vallecaucanos. Desde Yumbo, la Gobernación del Valle del Cauca adelanta un proceso clave y poco visible para la ciudadanía: la destrucción técnica y ambientalmente responsable de los productos ilegales incautados, una acción que busca cerrar definitivamente el ciclo del comercio ilícito.
Un proceso que empieza lejos del ruido
La Unidad de Rentas del Valle del Cauca, liderada por Martha Isabel Ramírez, coordina este procedimiento junto a la empresa especializada Innova, encargada de garantizar el cumplimiento de los estándares ambientales. El material aprehendido por el Grupo Operativo Anticontrabando es recibido, transportado y dispuesto bajo estrictos protocolos. Cada etapa responde a una lógica preventiva: evitar que licores adulterados y cigarrillos ilegales vuelvan a circular y afecten la salud de los consumidores.
La destrucción: técnica, control y protección humana
Según Carlos Augusto Guerrero, coordinador de HSQ en Innova, el proceso de destrucción de licores se realiza de manera controlada. Las botellas son depositadas en tanques y trituradas manualmente con herramientas especializadas, mientras los operarios utilizan elementos de protección personal como gafas, máscaras, botas y delantales. Tras la trituración, los residuos sólidos se embalan, etiquetan y quedan listos para su disposición final, siempre bajo criterios de seguridad y trazabilidad.
Cigarrillos, residuos y control ambiental
En el caso de los cigarrillos de contrabando, el procedimiento inicia con una trituración industrial, seguida de la separación del papel y los componentes internos. Estos residuos son posteriormente enviados a incineración controlada, una medida que reduce riesgos ambientales y sanitarios. El líquido resultante de los licores es filtrado y almacenado para su disposición final con gestores autorizados, cerrando así un ciclo que prioriza prácticas amigables con el medio ambiente.
Más que toneladas destruidas, un mensaje social
La más reciente jornada permitió la destrucción de más de 19 toneladas de licores y cigarrillos ilegales, bajo la vigilancia de entes como la Contraloría Departamental y la Oficina de Control Interno. Más allá de las cifras, este proceso envía un mensaje claro: combatir el contrabando no es solo una acción administrativa, sino un compromiso ético y social con la vida, la salud pública y el bienestar colectivo de un departamento que busca proteger a sus ciudadanos desde decisiones que, aunque no siempre visibles, resultan profundamente necesarias.





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