Colombia debe diseñar política para proteger a la población en medio de disputa entre grupos guerrilleros en el Catatumbo: Human Rights Watch

Colombia debe diseñar política para proteger a la población en medio de disputa entre grupos guerrilleros en el Catatumbo: Human Rights Watch
     Foto: Unidad de Victimas de desplazados

La región del Catatumbo, en el norte de Colombia, se encuentra en el epicentro de un conflicto armado de alta intensidad, donde grupos guerrilleros como el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y disidencias de las FARC luchan por el control territorial. Esta zona ha sido históricamente un caldo de cultivo para las confrontaciones armadas, pero en los últimos años la violencia se ha incrementado, generando un impacto devastador en la población civil. En medio de este panorama, Human Rights Watch (HRW) ha señalado la urgente necesidad de que el Estado colombiano diseñe e implemente políticas específicas para proteger a los habitantes de esta región.

Según HRW, la escalada de violencia ha provocado desplazamientos masivos y ha dejado a miles de personas atrapadas entre las confrontaciones. Se estima que más de 56,000 personas han sido desplazadas desde enero de 2025, lo que subraya la gravedad de la situación. Esta cifra alarmante refleja la incapacidad del Estado para garantizar la seguridad en áreas vulnerables y pone en evidencia el fracaso de las políticas públicas existentes. La región, caracterizada por su geografía montañosa y su escasa presencia institucional, se ha convertido en un campo de batalla donde la vida de los civiles parece ser una víctima colateral del conflicto.

El problema radica en la debilidad de las autoridades locales y nacionales para frenar las acciones de los grupos armados ilegales. En lugar de establecer una presencia de seguridad eficaz, el gobierno ha priorizado acciones de tipo militar que no han logrado contener el avance de estos grupos. La falta de protección para los líderes sociales, defensores de derechos humanos y la población general ha sido una constante en los últimos años, lo que agrava aún más la situación. HRW insta al gobierno colombiano a tomar medidas más contundentes que no solo se centren en la acción militar, sino que también busquen la integración de estrategias civiles para proteger a los más vulnerables.

El éxodo de personas hacia zonas urbanas en busca de refugio ha generado una crisis humanitaria adicional. Las personas desplazadas no solo enfrentan la pérdida de sus hogares, sino también la imposibilidad de acceder a servicios básicos como salud, educación y seguridad. En muchos casos, las comunidades desplazadas son recibidas en condiciones precarias, sin un plan claro de reintegración ni de asistencia por parte del Estado. Esta situación evidencia la falta de una política pública efectiva para enfrentar el desplazamiento forzado, una de las principales consecuencias del conflicto armado en Colombia.

Es imperativo que el gobierno colombiano reconozca la magnitud del problema y tome decisiones urgentes para garantizar la seguridad de la población en el Catatumbo. HRW sugiere que una política integral que combine el fortalecimiento de la presencia del Estado, el apoyo a las comunidades afectadas y la promoción de un proceso de paz inclusivo podría ser la clave para mitigar la violencia. Además, es fundamental que el gobierno trabaje de la mano con organizaciones internacionales y ONG’s para implementar un sistema de protección que no dependa únicamente de las fuerzas armadas, sino que también se enfoque en la recuperación del tejido social y en la defensa de los derechos humanos.

Sin embargo, el gobierno colombiano no puede continuar ignorando la realidad que viven los habitantes del Catatumbo. Las políticas actuales han demostrado ser insuficientes y, en muchos casos, contraproducentes. La violencia y el desplazamiento siguen siendo el pan de cada día para miles de colombianos que viven en la región. Es crucial que el Estado actúe con un enfoque más humano, que ponga a las personas en el centro de la estrategia, y que se establezcan canales de diálogo con los actores armados para buscar una salida pacífica a este conflicto interminable.

Colombia no puede permitirse seguir en el mismo ciclo de violencia que ha marcado la historia reciente del país. La protección de la población civil en el Catatumbo debe ser una prioridad para el gobierno, que debe entender que la paz no solo se construye desde la fuerza, sino desde la atención a las necesidades básicas de las comunidades afectadas por el conflicto. La situación en el Catatumbo es una prueba de que aún queda mucho por hacer en términos de protección de los derechos humanos. La reflexión sobre este asunto debe llevar a una acción inmediata y contundente que no solo promueva el fin de la violencia, sino también la construcción de una sociedad más justa y equitativa para todos.



Redacción de RMC Noticias

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