En la actualidad, los grandes medios de comunicación en Colombia parecen estar atrapados en una repetición cíclica de noticias sin una verdadera investigación de fondo. Un ejemplo claro, es este lunes 10 de marzo los titulares de varios medios nacionales revivieron una noticia ya conocida: Un chat compartido por el exministro de Comercio, Industria y Turismo , Luis Carlos Reyes, en el que se hace referencia a la entrega de hojas de vida para cargos en la Dian por parte del Ministro del Interior, Armando Benedetti. Si bien esta noticia ya había circulado anteriormente, los medios la volvieron a sacar a la luz, pero con un tratamiento superficial y carente de un análisis más profundo.
Lo que sorprende es que, aunque esta historia se presentó como un escándalo, la cobertura se centró únicamente en Benedetti, cuando otros actores, incluyendo senadores de diferentes partidos como el Partido Liberal, Conservador y el Centro Democrático, también habrían hecho peticiones similares para dichos cargos en la Dian. Los medios, sin embargo, decidieron resaltar solamente un caso, dejando de lado una reflexión más amplia que involucra a todo el sistema político. Este tipo de periodismo, repetitivo y sin un verdadero enfoque investigativo, refleja la pobreza de contenido que aqueja a los medios colombianos en su conjunto.
En lugar de explorar todas las implicaciones de este tipo de prácticas en la política nacional, los medios se limitan a dar una versión simplista que, lejos de promover la reflexión y el debate, solo alimenta el desgaste de los actores políticos que, en este caso, ya se encuentran en el ojo del huracán. Es evidente que este tipo de noticias repetidas no sirven de mucho para entender la dinámica del poder en Colombia, ni mucho menos para exponer la verdad en su totalidad. La falta de investigación y la superficialidad en los enfoques empobrecen el periodismo, transformándolo en una herramienta más al servicio de los grandes intereses económicos y políticos que dominan el panorama nacional.
El problema no es solo la falta de investigación profunda en estas historias, sino la falta de responsabilidad de los grandes medios al no presentar un panorama completo de los hechos. En lugar de realizar un análisis más exhaustivo, los titulares sensacionalistas se convierten en un recurso para atraer clics sin importar la falta de sustancia. Este enfoque no solo empobrece la calidad del contenido, sino que, además, crea un caldo de cultivo para la desinformación y la falta de credibilidad en el periodismo colombiano.
En lugar de usar su poder para destapar los verdaderos problemas que afectan al país, los medios de comunicación en Colombia se han convertido en un espacio donde los intereses de los grandes grupos económicos prevalecen. En muchos casos, los periodistas parecen ser meros títeres que obedecen la agenda de estos poderosos, en lugar de trabajar en pro de una sociedad mejor informada. Esta situación no solo afecta la calidad de la información, sino que también disminuye la confianza de los colombianos en los medios de comunicación tradicionales.
Es fundamental que los periodistas y medios de comunicación en Colombia comprendan que su función no es solo informar, sino también investigar y cuestionar el poder. La falta de credibilidad que muchos de estos medios enfrentan hoy es el resultado de años de falta de compromiso con una información veraz, profunda y rigurosa. La audiencia colombiana ya está perdiendo la confianza en los medios que no solo repiten lo que otros dicen, sino que se limitan a repetir noticias sin darles un análisis serio y sin proporcionar información que permita a los ciudadanos formarse una opinión crítica.
Los medios nacionales deben preguntarse si realmente están cumpliendo con su misión de ofrecer una información útil y reflexiva o si, por el contrario, están contribuyendo a la pobreza informativa que tanto afecta a la sociedad colombiana. En este contexto, el verdadero reto del periodismo colombiano es recuperar la credibilidad perdida. Solo a través de una prensa libre, crítica y que busque la verdad por encima de todo, podrán los medios ganar nuevamente el espacio en la mente de los colombianos.
Hoy, más que nunca, los medios deben entender que su rol en la sociedad no es servir a los intereses de unos pocos, sino ser la voz del pueblo, dar espacio a todos los puntos de vista y promover la reflexión en torno a los grandes temas del país. La calidad del periodismo en Colombia es un tema urgente y esencial para el futuro de nuestra democracia. Es necesario que los medios dejen de ser simples repetidores de noticias sensacionalistas y se conviertan en los verdaderos vigilantes del poder, con el compromiso de proporcionar una información veraz, crítica y equilibrada. Solo así lograrán recuperar la confianza del público y su papel como garantes del derecho a la información.
Si continuamos con este tipo de periodismo superficial y polarizante, el país seguirá caminando por el camino de la división, en lugar de la unidad. En vez de buscar soluciones a nuestros problemas comunes, nos encontramos alimentando el odio y la confrontación entre colombianos, fomentando un ambiente donde lo único que se logra es el desgaste mutuo. Como bien lo dice el refrán: "Divide y reinarás". Si los medios siguen siendo cómplices de esta polarización, nos arriesgamos a un futuro donde, en lugar de construir, simplemente nos destruimos poco a poco. La responsabilidad de los medios es enorme, y está en sus manos contribuir a la reconciliación, la paz y el entendimiento entre todos los sectores de nuestra sociedad.
Por: Paulina Arango M
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