La Ley 100: De promesa a cáncer del sistema de salud en Colombia

Crisis en el sistema de salud, intervenciones, deudas y desafíos para el futuro del sector

La Ley 100: De promesa a cáncer del sistema de salud en Colombia
    Foto : RNC Radio Medellin

El sector de la salud en Colombia atraviesa un momento crítico. Recientemente, la Superintendencia Nacional de Salud (Supersalud) anunció la prórroga de la intervención a la Nueva EPS por un año más, extendiendo un proceso que parecía acercarse a su fin. Esta decisión responde a la necesidad de consolidar la estabilidad financiera de la entidad, que sigue enfrentando dificultades operativas y de sostenibilidad. Según Supersalud, el agente interventor de la EPS publicará los estados financieros correspondientes a la vigencia de 2023 en los próximos días, lo que permitirá evaluar con mayor precisión la situación financiera de la entidad y su capacidad para cumplir con los compromisos adquiridos con los afiliados y prestadores de servicios.

Por otro lado, la aseguradora Sanitas, que fue intervenida en abril de 2024 debido a problemas financieros y la falta de sostenibilidad fiscal, también sigue bajo control del Gobierno. Este tipo de medidas se ha vuelto común en un sector donde las irregularidades financieras no son excepcionales. En el caso de Sanitas, la intervención respondió a posibles incongruencias en sus informes financieros, lo que despertó las alarmas sobre su capacidad para garantizar la atención médica a sus afiliados a largo plazo. Este tipo de control gubernamental refleja la preocupación por la salud financiera de las EPS, cuya estabilidad es esencial para el funcionamiento del sistema de salud en su conjunto.

Las intervenciones por parte de la Supersalud no son un fenómeno aislado, sino que responden a un contexto más amplio de crisis financiera en el sector. Un reciente estudio sobre las deudas en el sistema de salud reveló que los hospitales y clínicas del país enfrentan una deuda acumulada de 20,3 billones de pesos, un incremento alarmante del 6,9 % respecto a los 18,9 billones de pesos registrados en junio de 2024. Este aumento refleja no solo la magnitud de la crisis, sino también las dificultades que enfrentan las instituciones prestadoras de servicios para operar con un flujo constante de pagos por parte de las EPS y el Estado.

El aumento de las deudas también tiene repercusiones directas sobre la calidad de los servicios de salud. A medida que las instituciones se ven presionadas por la falta de recursos, se reduce su capacidad para mantener infraestructuras adecuadas, actualizar tecnología médica y garantizar que los profesionales de la salud reciban sus pagos a tiempo. Todo esto afecta la atención a los pacientes, quienes enfrentan cada vez mayores dificultades para acceder a tratamientos oportunos y de calidad.

A pesar de las intervenciones y las medidas de control por parte del Gobierno, la situación financiera del sector sigue siendo incierta. Las EPS, como las mencionadas, se encuentran en una encrucijada donde la sostenibilidad fiscal y la correcta administración de los recursos se vuelven esenciales para evitar el colapso del sistema. Sin embargo, las soluciones no son fáciles de implementar y requieren un esfuerzo conjunto entre las autoridades gubernamentales, las aseguradoras y los prestadores de servicios de salud para garantizar la estabilidad a largo plazo.

El panorama que enfrenta el sistema de salud en Colombia es complejo y desafiante. La Superintendencia Nacional de Salud ha tenido que intervenir en varias ocasiones, pero no todas las entidades han logrado superar sus dificultades de manera efectiva. La deuda acumulada por hospitales y clínicas es otro factor que agrava la situación, reflejando un sistema en crisis. En este contexto, es fundamental que se tomen medidas decisivas para evitar que la crisis continúe afectando a los pacientes y trabajadores de la salud.

En este sentido, la Ley 100, que nació en 1993 con la promesa de democratizar el acceso a la salud y mejorar la eficiencia del sistema, ha mostrado un fracaso rotundo. Lo que en su momento parecía una solución para ampliar la cobertura y garantizar una atención adecuada, con el paso de los años se ha convertido en un tumor que sigue creciendo y expandiéndose. A lo largo de sus más de 30 años de vigencia, la ley ha sido diagnosticada repetidamente con fallas estructurales, pero hasta ahora no se le ha dado un tratamiento efectivo. Las intervenciones recientes reflejan que la ley no logró su propósito inicial, y los efectos secundarios de su implementación, como las crisis de liquidez de las EPS y las deudas acumuladas de los hospitales, se extienden como una metástasis que afecta todo el sistema de salud.

El  sistema de salud colombiano enfrenta una encrucijada crítica. Las intervenciones de la Supersalud a entidades como Nueva EPS y Sanitas, sumadas a las crecientes deudas de hospitales y clínicas, dejan claro que se necesita una reforma estructural en la gestión del sistema. El futuro de la salud en el país depende de la capacidad de sus actores para trabajar en conjunto y garantizar que los recursos se gestionen de manera eficiente. Es imperativo reflexionar sobre los efectos a largo plazo de estas crisis y considerar reformas que fortalezcan la sostenibilidad y la calidad del servicio de salud para todos los colombianos.


Redacción de RMC Noticias

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