Más de 10 mil asistentes, 560 artistas y un solo espíritu: llevar la sinfonía al corazón popular de Cali
Foto: Comunicaciones Alcaldía de CaliRedacción de RMC Noticias | Abril 2025
Cali, abril de 2025
Un festival que no pidió permiso para sonar diferente
En tiempos donde la música clásica se encierra en auditorios con butacas numeradas, Cali decidió hacer algo distinto. Del 10 al 19 de abril, el Festival de Música Clásica “Nuevos Vientos de Ciudad” llevó la sinfonía a los parques, parroquias y calles, demostrando que el arte también puede caminar al ritmo del barrio, del sol de Semana Santa y del pulso vital de la comunidad.
Organizado por la Secretaría de Cultura de Cali, este festival no fue solo un evento: fue una declaración. De descentralización. De acceso. De afecto sonoro.
Música sin frontera ni tarima exclusiva
Con más de 560 artistas y 14 agrupaciones sinfónicas, la ciudad vivió diez días de encuentro con un lenguaje que, aunque centenario, sigue vivo. Desde la Filarmónica de Cali hasta la Orquesta Sinfónica de Siloé, cada presentación llevó consigo la posibilidad de imaginar que lo clásico no es lo lejano, ni lo elitista, ni lo intocable.
Más de 10.000 personas fueron parte de esta experiencia. No todas llevaban traje. Algunas llegaron con camiseta y sombrilla, pero todas salieron con el mismo brillo en los ojos.
“Los nuevos vientos de ciudad nos llenaron el alma. Son esas voces poderosas y esas manos mágicas las que hacen de Cali un verdadero Distrito Cultural”, dijo con orgullo Leydi Higidio, secretaria de Cultura.
Jóvenes, barrios, esperanza: la otra sinfonía
Uno de los méritos más profundos del festival fue su compromiso con los procesos comunitarios y educativos. Agrupaciones como la Orquesta Sinfónica Juvenil Notas de Paz, Mensajeros de Esperanza o la Orquesta de Siloé no solo se presentaron: brillaron.
En un país donde tantas veces lo joven es silenciado y lo comunitario es subestimado, este festival fue altavoz.
“Este festival le hacía falta a la ciudad. Nos da visibilidad a los músicos locales y muestra que la música sinfónica también nos representa”, compartió Katherine Angulo, estudiante de viola de la Escuela de Música de Desepaz.
Foto: Comunicaciones Alcaldía de Cali
Un cierre que fue más que aplausos
La clausura del festival fue un acto simbólico y sonoro: un concierto único a cargo de The Jesus Story, un ensamble que combinó la fuerza coral del góspel con la solemnidad de la música sinfónica. La mezcla no fue solo armónica. Fue conmovedora.
En un país tan atravesado por la disonancia social, cerrar con una armonía tan improbable como esa —góspel y sinfónica— no fue casualidad. Fue un mensaje.
Cali como epicentro de lo clásico que se transforma
Este festival no pretende competir con los grandes ciclos europeos ni con los auditorios legendarios. Pero en cambio, propone algo mucho más valiente: hacer de la música clásica una experiencia vivida desde abajo, con los pies en el asfalto y los oídos abiertos al asombro.
“Me gustó que lo llevaran a las parroquias, a los barrios. Eso cambia todo. Que no nos hagan ir a la cultura, que la cultura venga a nosotros”, dijo Francisco Montoya, asistente al festival.
Un festival que no terminó: apenas empezó
“Nuevos Vientos de Ciudad” no fue solo una programación cultural: fue una siembra. Una idea que sugiere que lo clásico también puede ser popular, que lo sinfónico no necesita mármol, y que Cali tiene no solo artistas de talento, sino comunidades con oído abierto y corazón grande.
Ojalá esta edición no sea un hito, sino un hábito. Porque una ciudad que se escucha a sí misma, también es una ciudad que empieza a sanar..
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