Repatriar a los caídos: el precio invisible de la guerra ajena

 Entre burocracia, dolor y abandono: familias colombianas claman por justicia y dignidad para sus seres queridos caídos en un conflicto extranjero

Repatriar a los caídos: el drama silencioso de los colombianos muertos en Ucrania
    magen de referencia. Un militar sentado en el tanque T-72 en la línea del frente cerca de Bajmut, el 26 de                marzo  de 2023, en medio de la invasión rusa de Ucrania.  Foto: AFP - SERGEY SHESTAK


Redacción de RMC Noticias | abril de 2025


La guerra que cruzó el océano

Mientras el mundo sigue con atención la evolución del conflicto entre Rusia y Ucrania, en Colombia se libra otra batalla: silenciosa, desgarradora y profundamente humana. Decenas de familias colombianas enfrentan no solo la pérdida de sus hijos, hermanos y padres caídos en combate en tierras extranjeras, sino también el abandono estatal y una burocracia impenetrable para lograr su repatriación.
Este no es solo un drama humano: es también un espejo político que refleja el costo real del alineamiento estratégico de Colombia con potencias extranjeras.

Una alianza que puso a Colombia en el tablero global… y en el frente

Poco se ha discutido públicamente, pero desde el gobierno de Iván Duque en 2022, Colombia profundizó su cooperación con la OTAN al punto de enviar personal militar a Ucrania, bajo el pretexto de colaborar en labores de desminado.


La narrativa oficial ha sido débil, y en muchos sectores considerada absurda: en el terreno, las minas son colocadas por el ejército ucraniano al retroceder, y retiradas por los rusos al avanzar. En este contexto, la participación colombiana aparece como una operación encubierta, sin objetivos estratégicos claros ni transparencia pública.

De socios estratégicos a protagonistas anónimos en los obituarios

Desde que Colombia fue incluida en el Programa de Asociación Individual a Medida de la OTAN en 2018 —un "privilegio" celebrado por el expresidente Juan Manuel Santos—, se han multiplicado las colaboraciones en defensa. Sin embargo, esa cercanía ha tenido un precio: jóvenes colombianos, motivados por promesas económicas o aspiraciones militares, han viajado a Ucrania como voluntarios o contratistas. Hoy, muchos figuran en los titulares internacionales como mercenarios. Otros, simplemente, ya no están.

Una segunda guerra: el retorno imposible

Pero la tragedia no termina en el frente. Comienza cuando los cuerpos deben regresar. Más de 50 colombianos han muerto en Ucrania. Y repatriar a uno de ellos puede costar más de 25 millones de pesos. Para familias como la de Wilmer Martínez Vásquez, joven santandereano caído en febrero de 2025, reunir esa suma es una quimera. Su madre, Xiomara, sigue esperando. Como ella, muchas otras enfrentan no solo el dolor, sino también la indiferencia.

Cuerpos equivocados, duelos interrumpidos

A esta tragedia se suma la deshumanización institucional. En al menos dos casos, familias colombianas recibieron cadáveres que no correspondían a sus seres queridos. Uno de ellos fue descubierto en pleno velorio. ¿Cómo cerrar un duelo si ni siquiera se puede confiar en el cuerpo que se entrega?

La dignidad después de la muerte: ¿un derecho olvidado?

Más allá de lo logístico, este caso plantea una cuestión ética urgente: ¿cuánta dignidad merece quien muere por fuera de su patria?
El derecho a una sepultura digna no puede depender de la cuenta bancaria de una familia. Ni mucho menos del silencio diplomático de un Estado que prefirió mirar hacia otro lado.

Silencio oficial, abandono nacional

Pese a los llamados de congresistas, organizaciones civiles y la presión mediática, la Cancillería colombiana no ha establecido protocolos claros ni fondos de emergencia. Los comunicados abundan; las soluciones, no. Las familias siguen solas.

No es solo repatriar: es recuperar humanidad

Repatriar no es solo un trámite administrativo. Es un acto de justicia, de memoria colectiva y de soberanía. Colombia necesita una política seria, humana y efectiva para atender a sus nacionales que mueren fuera del país, especialmente en conflictos donde ha tenido participación directa o encubierta.

La guerra invisible que nos toca

El caso de los colombianos muertos en Ucrania no es un episodio aislado. Es el síntoma de una profunda desconexión institucional con el dolor humano, y de una política exterior que prioriza intereses estratégicos sobre vidas concretas.
No se trata solo de cuerpos. Se trata de lo que una nación está dispuesta a hacer —o no— por sus muertos.

Porque un país que no honra a sus caídos, tampoco se honra a sí mismo.


0 Comentarios

cajon

RMC: Información, análisis, y veracidad en las noticias

Invitamos a todos aquellos interesados en promover la cultura, la creatividad y la sostenibilidad a ser parte de este movimiento. Juntos, podemos construir un futuro más equitativo, donde las voces de todas las comunidades sean una pieza clave en el relato del país.