Semana de la Biodiversidad 2025 en Cali: Más que un evento, una prueba de coherencia ambiental

Entre alianzas globales y realidades locales, Cali enfrenta el reto de habitar lo que predica

Semana de la Biodiversidad 2025 en Cali: Más que un evento, una prueba de coherencia ambiental
    
Foto: Comunicaciones Gobernación del Valle del Cauca

Redacción de RMC Noticias | abril de 2025

Cali y el Valle del Cauca se preparan para albergar, del 29 de septiembre al 5 de octubre de 2025, la Semana de la Biodiversidad, un evento que llega con la promesa de convertir la región en faro de sostenibilidad en América Latina. Pero entre el brillo de las alianzas internacionales y los discursos institucionales, también se abre paso una pregunta necesaria: ¿es este un punto de inflexión real o solo otra vitrina ambiental?

 La promesa: de la COP16 a una región más verde

Después de la COP16, Cali quedó posicionada como un nuevo referente de biodiversidad. Ahora, la Semana de la Biodiversidad llega con el objetivo de consolidar esa imagen a través de múltiples actividades, cumbres, foros y recorridos territoriales. Se presentarán avances en restauración ecológica, protección de manglares, impulso a la bioeconomía y nuevas formas de gobernanza ambiental.

La Gobernadora Dilian Francisca Toro ha resaltado la importancia de este momento: “Es el momento para que Cali y el Valle vuelvan a ser protagonistas en la conversación ambiental global”. Pero ser protagonistas implica más que visibilidad: exige compromiso, acción y coherencia.

 Territorios que protegen la vida, más allá del discurso

Cualquier apuesta por la biodiversidad debe partir de una verdad elemental: los territorios ya están siendo cuidados. Comunidades indígenas, negras, campesinas y pescadoras han defendido históricamente los ecosistemas que hoy se celebran en los eventos. Sin embargo, sus voces rara vez ocupan el centro de la toma de decisiones.

El reto de la sostenibilidad no está en “incluir” a estas comunidades como asistentes, sino en reconocerlas como coautoras de soluciones, con saberes, prioridades y propuestas que deben ser escuchadas en igualdad de condiciones.

Ciencia, tecnología y ancestralidad: una alianza aún pendiente

Uno de los momentos más esperados será la Cumbre de Innovación para la Biodiversidad y las Economías del Futuro, liderada por el BID Lab y NaturaTech LAC. Se debatirá cómo la inteligencia artificial, la biotecnología y los modelos económicos regenerativos pueden responder a los desafíos ambientales.

Pero la innovación no puede ser sinónimo de desconexión. Sin diálogo con el conocimiento ancestral, la tecnología corre el riesgo de repetir errores del pasado con nuevas herramientas. La sostenibilidad exige una sinergia real entre ciencia, comunidad y territorio.

Aliados internacionales: ¿transformación o protagonismo?

El evento cuenta con una red de aliados estratégicos de alto nivel: WWF, Conservación Internacional, GTOC, New Ventures, Propacífico, el Instituto Humboldt, el CIAT, el MIT y la red BIOCONECTA, entre otros. Su presencia promete fortalecer capacidades, movilizar recursos y dar visibilidad internacional a las iniciativas locales.

Sin embargo, la sostenibilidad no debe convertirse en un escenario donde las grandes instituciones internacionales opacan a los actores locales. El verdadero cambio vendrá cuando estos aliados fortalezcan, y no sustituyan, los procesos comunitarios.

Reino Unido: más que invitado, un actor político

El Reino Unido será el país invitado de honor en esta edición, en el marco de los 200 años de relaciones diplomáticas con Colombia. Esta participación celebra los lazos históricos, pero también abre una conversación sobre la diplomacia ambiental y su papel en el reordenamiento global de la biodiversidad.

La Alianza UKCOL para el Crecimiento Sostenible busca conectar sectores académicos, privados y ambientales en una cooperación técnica. La clave está en que este diálogo se construya en condiciones justas y con resultados concretos en el terreno.

América Latina: epicentro de biodiversidad, periferia de poder

América Latina produce el 30% del agua dulce mundial, posee el 40% de la biodiversidad global, pero sigue estando en una posición subordinada dentro de las grandes negociaciones ambientales. La Semana de la Biodiversidad debe servir para cuestionar estas asimetrías y exigir un modelo global más equitativo, donde las regiones biodiversas también sean centros de decisión.

De la visibilidad a la transformación

Este evento tiene todo el potencial para convertirse en un antes y un después. Pero eso solo ocurrirá si pasamos del simbolismo a la implementación, de las mesas de diálogo a las políticas vinculantes, y de la participación consultiva a la gobernanza compartida.

Porque la biodiversidad no puede limitarse a una semana: es una forma de vida que debe permear nuestras decisiones, economías y culturas todos los días del año.

Más que un evento, una oportunidad para la coherencia

La Semana de la Biodiversidad 2025 no será recordada por el número de asistentes ni por la cantidad de paneles realizados. Será recordada si logra traducir la intención política en transformación real, si escucha más que anuncia, y si logra que las comunidades pasen de ser receptoras de política ambiental a ser agentes activos de un nuevo pacto ecológico regional.


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