Cali se prepara para los 30 años del Petronio con una cumbre de la diáspora africana

Una ciudad que se piensa afro desde el presente y hacia el mundo

Cali se prepara para los 30 años del Petronio con una cumbre de la diáspora africana
   Foto: Comunicaciones Alcaldía de Cali


Por : Redacción  RMC Noticias

En el marco de la Semana de la Afrocolombianidad, Cali no solo reafirma su lugar como capital cultural del Pacífico, sino que propone un giro de escala histórica e internacional: la celebración de los 30 años del Festival Petronio Álvarez en 2026 estará precedida por la Cumbre de Líderes Globales de la Diáspora Africana.

Esta iniciativa, impulsada por la Secretaría de Cultura de Cali, no es un gesto conmemorativo más. Es un acto político, simbólico y estratégico. Una forma de asumir que el legado de las comunidades afro no puede seguir celebrándose solo desde el folclor, sino que debe ocupar su lugar como eje de pensamiento, desarrollo y representación global.

La diáspora africana como sujeto político global

La propuesta de una Cumbre de la Diáspora Africana se alinea con un momento histórico en el que las poblaciones afrodescendientes en el mundo están exigiendo ser reconocidas más allá de los discursos de inclusión: como actoras fundamentales en la construcción de modelos económicos, culturales y democráticos.

Por eso, esta no será solo una cumbre cultural. Se prevé la participación de instancias internacionales como el Foro Permanente de Naciones Unidas para los Afrodescendientes, el Congressional Black Caucus de EE.UU., el Parlamento Europeo, así como redes de liderazgo afro en Brasil, América Latina y empresarios de la diáspora africana en Europa y Norteamérica.

Cali, en este escenario, no será únicamente anfitriona: será plataforma y territorio de articulación.

Camino al Petronio 2026: una celebración con vocación de legado

La edición 2025 del Petronio Álvarez será algo más que una fiesta. Será la antesala de los 30 años de un festival que ha transformado la relación de la ciudad con su raíz afro, y que ha puesto en el centro expresiones musicales, culinarias, estéticas y espirituales que durante décadas fueron silenciadas o exiliadas a los márgenes de la institucionalidad.

Pero más allá de los conciertos o las cocinas, lo que se busca ahora es producir memoria política. El Petronio ha dejado de ser un evento cultural para convertirse en un lenguaje propio, una herramienta de afirmación identitaria y una economía que, aunque todavía frágil, genera oportunidades concretas para cientos de familias afrodescendientes.

¿Qué significa ser “capital afro” en el siglo XXI?

Cali se ha nombrado históricamente como “capital afro de Colombia”. Sin embargo, esa afirmación ha convivido con profundas desigualdades raciales, violencias estructurales y una persistente marginalización simbólica de las comunidades negras que habitan y sostienen la ciudad.

En ese contexto, el impulso de una Cumbre global de la diáspora y la proyección internacional del Petronio representan una oportunidad crucial: pasar del reconocimiento superficial a un verdadero proceso de reparación, visibilidad y redistribución.

Se trata de asumir que las culturas afro no son “riqueza” solo cuando entretienen, sino también cuando incomodan, proponen modelos alternativos y exigen políticas estructurales.

Una apuesta internacional con raíces locales

Aunque el proyecto cuenta con aliados globales, el corazón de esta apuesta sigue estando en el territorio. Cocineras, músicos, investigadores, emprendedores, académicas y sabedores tradicionales del Pacífico siguen siendo los pilares de este proceso.

La pregunta que acompaña este momento no es solo cómo celebrar 30 años del Petronio, sino cómo garantizar que lo que se ha conquistado no se desvanezca tras cada agosto.

¿Cómo traducir el entusiasmo cultural en cambios sostenibles para las comunidades? ¿Cómo asegurar que esta cumbre no sea un encuentro simbólico, sino el comienzo de una arquitectura de cooperación que perdure?

Más que un festival: una política de ciudad

La decisión de proyectar internacionalmente el Petronio y vincularlo a liderazgos afro globales plantea una redefinición profunda: el patrimonio afro no se protege únicamente con homenajes, sino con políticas públicas, presupuestos y escenarios de incidencia real.

Cali está frente a una posibilidad histórica: demostrar que la cultura puede ser vehículo de dignidad, motor económico y herramienta geopolítica. La preparación de la cumbre y del aniversario número 30 del Petronio no debería ser solo una agenda institucional, sino una conversación ciudadana que interpele al Estado, al sector privado y a la sociedad en su conjunto.

¿Y ahora qué?

Queda menos de un año para que el Festival Petronio Álvarez vuelva a llenar de sonidos y sabores el corazón del Pacífico. Pero la verdadera apuesta ya comenzó: convertir a Cali en epicentro de una narrativa global sobre lo afro que no se limite a la representación, sino que hable de poder, herencia, derechos y futuro.

Será necesario que esta ruta no se diluya en la espectacularidad. Que las alianzas no se queden en fotos. Y que las comunidades sigan siendo protagonistas, no telón de fondo.

La historia de la diáspora africana en el mundo ha sido una historia de desplazamientos, exclusión y resiste

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