Paz total: entre fusiles y justicia social

Petro defiende su estrategia político-militar y culpa al olvido estatal del resurgimiento de la violencia

Paz total: entre fusiles y justicia social
   Foto: prensa presidencia 


Redacción de RMC Noticias |

Bogotá / Mayo de 2025

Durante la conmemoración del Día del Trabajo en la Plaza de Bolívar, el presidente Gustavo Petro presentó un diagnóstico crudo pero articulado: la violencia ha vuelto no porque se haya cedido demasiado, sino porque se ha incumplido estructuralmente. Su propuesta: una Paz Total que combine lo militar con lo social, lo táctico con lo humano.

 ¿Qué significa realmente la “Paz Total”?

La Paz Total no es solo un cambio de lenguaje o de estrategia. Según Petro, es una doctrina de intervención integral: donde haya una acción militar, debe haber simultáneamente inversión social, presencia estatal real y alternativas económicas para comunidades golpeadas por décadas de abandono.

“Hemos logrado un éxito relativo en el Catatumbo porque juntamos lo militar con lo social. Esa es la clave. Cuando eso se rompe, la violencia regresa”, afirmó el mandatario desde su cuenta de X.

Este enfoque, que él llama “estrategia político-militar”, retoma ideas olvidadas por gobiernos anteriores y propone algo más ambicioso: la paz como presencia estructural del Estado, no solo como ausencia de disparos.

Crítica frontal a los gobiernos anteriores: la paz, mal implementada

En su intervención, Petro fue claro al responsabilizar a los expresidentes Santos y Duque por el fracaso en la implementación del Acuerdo de Paz con las FARC. Señaló que el acuerdo fue firmado sin respaldo presupuestal real y sin voluntad política para transformar los territorios más vulnerables.

“Santos firmó una declaración unilateral de paz, pero no garantizó los compromisos sociales ni los recursos. Luego Duque debilitó todo lo firmado. Por eso vuelve la violencia”, aseguró.

Petro advirtió que el Ejército fue desfinanciado, las regalías para la paz se diluyeron en corrupción y la reforma agraria nunca se ejecutó. En consecuencia, los territorios que aspiraban a la paz quedaron, nuevamente, en manos del crimen organizado.

De enterrar helicópteros a enterrar esperanzas

En uno de los pasajes más duros, Petro habló de cómo la desatención presupuestal debilitó la capacidad operativa de las Fuerzas Militares:

Helicópteros rusos varados sin repuestos.

Aviones con más de 50 años de uso.

Equipos no aptos para el terreno colombiano.

Pero también habló del daño ético causado por gobiernos que usaron a las Fuerzas contra la población civil, refiriéndose a los asesinatos de inocentes en el marco del conflicto.

“El ejército fue forzado a actuar contra su propio pueblo. Eso dejó heridas profundas que hoy se juzgan”, señaló.

 Entrampamiento judicial y el nacimiento de nuevas disidencias

El presidente también apuntó a la Fiscalía bajo el liderazgo de Néstor Humberto Martínez, a quien acusó de iniciar un “entrampamiento” del proceso de paz. Según él, esta persecución judicial torpedeó los avances y empujó a excombatientes de vuelta a la clandestinidad.

“Allí nacieron las disidencias. Santos no pudo frenarlo porque confió el proceso a un fiscal que trabajaba para Odebrecht. Esa fue la grieta”, afirmó Petro.

Cañón del Micay y Catatumbo: donde se pone a prueba la Paz Total

Petro destacó dos experiencias donde la estrategia político-social está dando resultados visibles: el Cañón del Micay y el Catatumbo. Sin grandes combates, el Ejército retomó territorios controlados por el narco, promoviendo la sustitución voluntaria de cultivos ilícitos.

En Nariño, 15.000 hectáreas de hoja de coca están siendo reemplazadas por economías campesinas.

En El Plateado (Cauca), se recuperó el control sin disparar una bala.

Además, mencionó la cooperación militar con Venezuela, que ha resultado en decomisos masivos de cocaína y capturas de funcionarios corruptos a ambos lados de la frontera.

Medellín: menos balas, más acuerdos (por ahora)

Un caso llamativo fue Medellín. Petro calificó de “milagro” la disminución de homicidios gracias a acuerdos entre bandas criminales gestados desde las cárceles. Aunque polémico, el presidente pidió acompañar esta dinámica con legalidad y justicia.

“Se necesita una Fiscalía que entienda este momento sin infringir la ley”, insistió.

Una nueva amenaza: la alianza de la guerra

Pese a los avances, el presidente reconoció una nueva amenaza: una alianza entre el ELN, ‘Chiquito Malo’ y la Segunda Marquetalia, que él llamó “diabólica”.

“Han escogido el camino de la guerra. Y nosotros los enfrentaremos mundialmente. Pero eso no nos impedirá seguir tendiendo la mano del amor eficaz”.

Citó al sacerdote Camilo Torres Restrepo como símbolo de su visión humanista. “Su sotana está conmigo en la Casa de Nariño, junto a la espada de Bolívar”, concluyó.

La Paz Total no es ingenuidad, es estrategia con alma

En el relato de Petro, la Paz Total no es un canto naïf a la reconciliación, sino una política con dientes y corazón: acción militar donde se necesita, pero también inversión, escucha y justicia social donde históricamente no ha habido Estado.

En un país marcado por la traición a sus propias promesas de paz, este enfoque no solo reclama eficacia, sino ética.

La pregunta no es si la Paz Total es posible, sino si Colombia está dispuesta —por fin— a intentarla en serio.


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