Cuando la organización comunitaria se vuelve motor económico y resistencia territorial
Foto: Universidad del TolimaEconomía solidaria: más que un modelo, una ética territorial
Hablar de economía solidaria es invocar una manera distinta de producir, distribuir y vivir. Es reconocer que el trabajo colectivo, el respeto por la tierra y la equidad no son utopías, sino prácticas posibles. En Colombia, y particularmente en el Valle del Cauca, este enfoque ha sido históricamente invisibilizado o subvalorado frente a modelos extractivos e individualistas.
Sin embargo, gracias a una articulación entre la Unidad Solidaria y la Universidad del Tolima, hoy florecen dos circuitos regionales que retan esa lógica: el Circuito turístico agroindustrial del centro y norte del Valle y el Circuito productivo turístico de Buenaventura-Bajo Calima. Ambos forman parte del Convenio Interadministrativo 04 de 2024, enmarcado en la Agenda de Asociatividad Solidaria para la Paz.
Diagnóstico y decisión: cuando la organización es una necesidad urgente
En 2023, técnicos de la Unidad Solidaria recorrieron el territorio y encontraron lo que ya sabíamos, pero que rara vez se traduce en políticas públicas: una diversidad de saberes productivos, pero también un tejido organizativo fragmentado. Campesinos produciendo sin canales de comercialización, asociaciones sin rutas claras de industrialización, mujeres rurales sin acceso a mercados ni créditos.
A partir de esa realidad, se inició un proceso de capacitación y reorganización. Algunos grupos partieron desde cero; otros ya existían, pero sin conocer el marco ético, legal y político que representa la economía solidaria. En 2024, bajo el liderazgo pedagógico del docente profesional de proyectos Javier Pérez, se formalizaron los circuitos que hoy vinculan municipios como Ulloa, Zarzal, Obando, Bugalagrande, Alcalá, Cartago, Palmira y Buenaventura.
Las redes que sostienen: trabajo por líneas y fases
Lo que distingue a estos circuitos no es solo su carácter productivo, sino su visión integral del desarrollo. Lejos de replicar lógicas empresariales tradicionales, aquí se piensa desde lo colectivo:
Líneas de trabajo consolidadas como red : Producción agropecuaria campesina, industrialización de productos locales, cultura y comercio solidario, cuidado del medio ambiente, medios comunitarios y comunicación popular
Fases en marcha: Creación de un centro de acopio regional en el norte del Valle. Desarrollo de procesos de transformación e industrialización local. Consolidación de un circuito turístico solidario con enfoque cultural y ecológico
Este enfoque permite no solo producir, sino reconfigurar el territorio como un espacio de dignidad.
Voces que transforman: del aislamiento a la cooperación
Patricia Gutiérrez, lideresa rural y directora de FEDEAGRO, ha sido testigo del tránsito desde la soledad organizativa hacia una economía de cooperación.
“Lo más difícil fue deshacerse del miedo a lo colectivo. Nos enseñaron a trabajar solos, a competir, a desconfiar. Pero aquí hemos visto que cuando nos organizamos, ganamos todas y todos. Ya no tenemos que sacar el café en mula, queremos industrializarlo, exportarlo, darle valor. El campo no está condenado al atraso, está lleno de futuro.”
Gracias a la presión organizada, lograron que el alcalde de Obando cediera en comodato a la comunidad 32.200 m² con tres bodegas y dos casas para el futuro centro de acopio regional.
Ferias solidarias y ruedas de negocios: más que vitrinas, espacios de poder
En Obando y Buenaventura, las ferias populares solidarias y ruedas de negocios no fueron solo escenarios comerciales. Fueron actos de afirmación territorial y cultural. En los dos circuitos participaron 87 organizaciones. 36 circuitos del norte del Valle y cetro y 47 en buenaventura .Se exhibieron productos, pero también saberes, dignidades y sueños.
Estos espacios, respaldados por el convenio Universidad del Tolima – Unidad Solidaria, permitieron establecer alianzas con comerciantes, compradores regionales y organizaciones afines. Y lo hicieron desde la ética del comercio justo, no desde la competencia desigual.
Foto: Universidad del TolimaUna economía para la paz: desafíos y caminos por recorrer
Los circuitos forman parte de un horizonte mayor: la Agenda de Asociatividad Solidaria para la Paz, que busca reconstruir el tejido social desde modelos económicos participativos. En una Colombia aún marcada por la exclusión rural, el fortalecimiento de estas redes no es solo una acción económica: es una estrategia de reconciliación y reconocimiento.
Las expectativas son ambiciosas pero realistas: consolidar cooperativas en Buenaventura, exportar productos como el café transformado, frutas, generar empleo desde el turismo rural solidario, y sobre todo, hacer visible al campesinado como sujeto económico activo.
Otra economía ya existe
Lo que ocurre en los circuitos del Valle del Cauca no es un experimento. Es un recordatorio de que otra economía es posible y que ya está en marcha, aunque no ocupe los titulares nacionales. La Unidad Solidaria ha estado por más de dos décadas, pero apenas ahora empieza a ser reconocida como una aliada real del territorio.
Los desafíos son muchos: sostenibilidad, financiación, autonomía. Pero la base está sembrada. Y como bien saben quienes trabajan la tierra, las cosechas más valiosas son las que se cultivan con paciencia, en comunidad y con propósito.
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