Edison Gasca y la bicicleta como acto de memoria, pasión y sostenibilidad en Cali
Foto: Comunicaciones Alcaldía de Cali
Una ciudad que también se cuenta desde el pedal
En un mundo cada vez más congestionado —no solo de carros, sino de urgencias, ruido y emisiones— detenerse a observar el paso tranquilo de una bicicleta antigua puede parecer un acto insignificante. Sin embargo, en ciudades como Cali, con heridas ambientales abiertas y un tejido urbano en constante disputa, pedalear puede ser también un gesto de resistencia, de memoria, incluso de amor.
Edison Gasca, protagonista silencioso del ‘Día Mundial de la Bicicleta’, encarna esa otra Cali que rueda por convicción, por cultura y por un profundo sentido de pertenencia. No es influencer ni activista de libreta. Es un cuidador de historias sobre dos ruedas. Su voz, cuando dice “una bicicleta andando es un carro menos”, tiene el peso de quien ha vivido medio siglo sobre el pavimento caleño, no como espectador, sino como actor de una movilidad más humana.El coleccionista que resguarda una ciudad que ya no existe
Foto: Comunicaciones Alcaldía de CaliGasca no colecciona bicicletas: colecciona memorias. Con el grupo Bicicletas Antiguas Cali, custodia más de 200 modelos que han visto pasar décadas, modas, revoluciones tecnológicas y hasta crisis urbanas. Son bicicletas que no solo se mueven, sino que narran. Narran una Cali más pausada, donde la movilidad no era un privilegio de cuatro ruedas, sino un derecho que se ejercía con esfuerzo y alegría.
Su primer triciclo, una joya inglesa de la marca Phillips, marcó no solo su infancia sino el inicio de una relación emocional con la bicicleta. Una historia que se multiplica entre los más de 40 miembros del colectivo, unidos no solo por una pasión mecánica, sino por una misión cultural: devolverle a la bicicleta su estatus de patrimonio vivo.
La bicicleta como espejo de una ciudad que quiere cambiar
En tiempos donde hablar de movilidad sostenible parece un discurso aprendido, iniciativas como la de Gasca y su colectivo devuelven autenticidad al mensaje. Su práctica cotidiana —moverse en su bicicleta Arbar de 1970 por las calles caleñas— es un recordatorio de que la sostenibilidad empieza con decisiones personales, pero necesita respaldo institucional.
La actual administración distrital, encabezada por el alcalde Alejandro Eder, parece entenderlo. Con más de 154 kilómetros de cicloinfraestructura activa, Cali avanza lentamente hacia un modelo más amable, más accesible. Pero las cifras no bastan si no se acompaña este proceso con cambios culturales profundos. Y es aquí donde el rol de personajes como Edison se vuelve crucial: son puentes entre generaciones, entre pasado y futuro.
Redescubrir la ciudad a pedal: una invitación urgente
Frente al ruido de los motores y la prisa del día a día, la bicicleta ofrece algo que no tiene precio: perspectiva. No se trata solo de ejercicio o ahorro. Se trata de reconectar con la ciudad, con sus ritmos reales, con sus historias olvidadas.
La historia de Edison Gasca es más que un testimonio pintoresco para conmemorar el ‘Día Mundial de la Bicicleta’. Es un llamado. A recuperar esa vieja cicla guardada en el garaje. A enseñar a nuestros hijos que el futuro no siempre tiene que avanzar más rápido. A entender que a veces, la verdadera revolución llega con un timbre, dos ruedas… y una voluntad firme de cambiar el rumbo.
Menos motor, más memoria
Si los autos representan el progreso, que la bicicleta represente la conciencia. Porque una ciudad que pedalea es una ciudad que respira, que escucha, que recuerda. Cali, con todos sus desafíos, merece ser esa ciudad. Y para lograrlo, necesitamos más bicicletas… y más Edisones.
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