La Alcaldía de Cali impulsa la participación femenina en obras públicas con un equipo de 18 mujeres que dejaron la informalidad para transformar las calles y su futuro
Desde marzo de 2025, un grupo de 18 mujeres trabaja a diario bajo el sol caleño en labores de mantenimiento y mejoramiento urbano. Son las integrantes de la Cuadrilla Rosa, una iniciativa de la Alcaldía de Santiago de Cali que busca integrar a mujeres en oficios históricamente reservados para hombres. Pintan andenes, intervienen vías, señalizan pasos peatonales y participan activamente en el embellecimiento del espacio público, con un objetivo claro: dignificar el trabajo femenino en el sector de la construcción.
Nuevos comienzos para mujeres caleñas
Las operarias tienen entre 20 y 65 años. La mayoría de ellas, antes de ingresar al programa, se desempeñaban como vendedoras informales, empleadas domésticas, guardas de seguridad o estaban desempleadas. Hoy, con casco, guantes y brocha en mano, representan una fuerza laboral que desafía estereotipos. “La Cuadrilla Rosa significa oportunidades, especialmente para quienes somos madres cabeza de hogar. Este trabajo nos abrió puertas que no imaginábamos”, cuenta Nagdaly Quiñónez, una de las participantes.
Formación técnica y acompañamiento humano
El programa no solo entrega empleo. También ofrece una formación integral respaldada por alianzas con instituciones educativas y empresas privadas. Las mujeres son capacitadas en competencias técnicas de construcción, pero también reciben acompañamiento psicosocial y fortalecimiento en habilidades personales y familiares. Esta estrategia multisectorial busca generar condiciones reales para la permanencia y el crecimiento de las participantes dentro del ámbito laboral formal.
Foto: Comunicaciones Alcaldía de CaliRomper el molde: mujeres en construcción
Según el DANE, menos del 4 % de los empleos en el sector construcción son ocupados por mujeres en Colombia. La Cuadrilla Rosa se propone desafiar esta estadística con acciones concretas. “Históricamente, la infraestructura ha sido vista como un campo exclusivo para hombres. Con esta cuadrilla estamos rompiendo estigmas y construyendo nuevos referentes”, afirma Andrés Felipe Pereira, subsecretario de Apoyo Técnico de Infraestructura de Cali. Las mujeres no solo hacen el trabajo: lo hacen con técnica, disciplina y sentido colectivo.
Historias de resistencia y resiliencia
Cada operaria carga una historia marcada por la desigualdad, pero también por la superación. Yudy Olaya, madre de tres hijos, fue víctima de violencia psicológica. “Antes vendía agua de coco, hoy soy operaria”, dice con firmeza. Leidy Vanessa Méndez, otra integrante, lo resume así: “Esto ha sido un renacer. Aprendí algo nuevo, algo que no creía posible. Lo más valioso ha sido descubrir que juntas podemos”. La Cuadrilla Rosa no es solo un equipo de trabajo; es también una red de contención emocional y social entre mujeres que encontraron en el oficio una nueva forma de habitar la ciudad.
Un modelo con impacto social
Más allá del impacto visual de las obras, la estrategia representa un modelo de inclusión que puede ser replicado. La administración del alcalde Alejandro Eder ha manifestado su intención de ampliar la Cuadrilla Rosa y consolidarla como una política pública de empleo femenino. Esta visión no solo responde a una deuda histórica con las mujeres trabajadoras, sino que reconoce su papel como agentes de transformación social desde lo cotidiano.
Cuando el espacio público también es de ellas
La Cuadrilla Rosa no es solo una estrategia laboral. Es una declaración política sobre el derecho de las mujeres a ocupar, transformar y liderar espacios que durante décadas les fueron negados. Desde este medio, reconocemos la importancia de este tipo de programas que no solo generan ingresos, sino que promueven una sociedad más justa. Sin embargo, recordamos que la verdadera transformación requiere continuidad, ampliación y voluntad estructural. Las mujeres han demostrado que pueden. Ahora le corresponde a las instituciones sostener esta apertura y convertirla en política permanente. Porque el futuro de las ciudades también se construye con ellas.
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