Bellas Artes y la Gobernación rinden homenaje al maestro que ha hecho de la música un camino para sanar y transformar
Este fin de semana, la emoción fue compartida. Bellas Artes y la Gobernación del Valle del Cauca le entregaron el título de Doctor Honoris Causa en Interpretación Musical, un homenaje en vida —de esos que sí valen— a una trayectoria que ha sido más corazón que curriculum, más manos tendidas que discursos.
Una historia escrita con instrumentos, no con medallas
Luis Carlos no solo enseñó a tocar saxofón, tambora o guitarra. Enseñó a resistir, a soñar distinto. Desde la fundación de orquestas como La Gran Banda Caleña o Los del Caney, hasta su trabajo silencioso en municipios golpeados por la violencia como Santander de Quilichao, su legado no es solo musical: es profundamente humano.
En cada taller, en cada ensayo, sembró en los niños y jóvenes la certeza de que sí se puede construir desde la cultura. “Este reconocimiento me honra, pero sobre todo honra a quienes creen que el arte puede cambiar realidades”, dijo con la humildad de siempre.
Foto: Comunicaciones Gobernación del Valle del CaucaEl maestro de todos
Para la gobernadora Dilian Francisca Toro, este homenaje es también personal. Recordó que fue junto a él que comenzaron la Casa de la Cultura de Guacarí, y que fue Ochoa quien le mostró que la cultura puede ser una forma de justicia social. “El maestro me enseñó que la cultura transforma vidas. Hoy, muchos años después, lo seguimos confirmando”, expresó visiblemente conmovida.
Y no es la única. Jhon David Balanta, hoy director musical de Mucuma, aseguró que el maestro Ochoa no solo le enseñó a tocar, sino a vivir. “Más allá de la música, nos enseñó a ser mejores personas”, dijo.
Una vida al servicio de los que comienzan
Ochoa siempre eligió estar donde más lo necesitaban. No buscó las grandes tarimas, sino los barrios, las comunas, los pueblos con pocas oportunidades y mucha hambre de arte. Fue allí donde nacieron procesos como TIMCCA, un taller que en el Cauca ha llevado alegría, identidad y pertenencia a cientos de jóvenes.
Albeiro Romero, rector de Bellas Artes, no lo pudo decir mejor: “Su aporte no se puede medir solo en partituras. Ha formado generaciones enteras”.
Un homenaje que también nos habla a todos
Este homenaje es más que una distinción académica. Es una lección. Nos recuerda que hay personas que transforman el mundo con un tambor, con una palabra justa, con el gesto sencillo de creer en otro.
En una época donde a veces se olvida el valor de los maestros, este acto fue una caricia para quienes han dado su vida enseñando desde el arte. Porque reconocer en vida a los que han entregado la suya a los demás, también es una forma de cultura.
Que nunca se nos haga tarde para decir "gracias"
El maestro Luis Carlos Ochoa es de esas personas que hacen que la cultura no sea una palabra lejana, sino algo vivo. Algo que suena, que se canta, que se comparte. Es un referente, sí, pero sobre todo, es una inspiración.
Desde este medio, celebramos que este homenaje haya llegado cuando aún puede oírlo, sentirlo, abrazarlo. Que sirva de ejemplo para no esperar a que falten los grandes para reconocer su huella. Porque un país que honra a sus maestros en vida, es un país que tiene futuro.
0 Comentarios