Mientras algunas zonas del departamento siguen golpeadas por la violencia, otros territorios llevan meses –incluso más de un año– sin registrar asesinatos
Redacción de RMC Noticias
La Cumbre, 27 de julio de 2025.
Un respiro en medio de un panorama complejo
En un departamento históricamente marcado por la violencia, seis municipios del Valle del Cauca están dando una lección silenciosa pero contundente: es posible vivir sin homicidios. La Cumbre, por ejemplo, acaba de completar más de un año sin una sola muerte violenta. Y no está sola. El Cairo, Bolívar, Ulloa, Versalles y Vijes también reportan cifras alentadoras en 2025. El dato no es menor en una región donde, hasta hace poco, el crimen era parte de la rutina.
Más de un año sin asesinatos en La Cumbre
Según cifras del Observatorio de Prevención y Control de Violencia, con corte al 11 de julio, La Cumbre suma 383 días sin homicidios. El Cairo lo sigue con 215 días. Son datos que, más allá de las estadísticas, evidencian un cambio profundo en la cotidianidad de estas comunidades. Allí, la muerte violenta dejó de ser parte del paisaje, y eso habla de transformaciones que van desde la cultura hasta la acción ciudadana.
El silencio que también cuenta
En estos municipios, la ausencia de homicidios no ha sido noticia principal, quizá porque lo extraordinario es, precisamente, que no pase nada. Pero ese silencio habla. Habla de calles donde los vecinos vuelven a confiar entre sí, de escuelas que no temen perder a sus estudiantes por una bala perdida, de familias que pueden planear su futuro sin miedo. Que no haya asesinatos no significa que todo esté resuelto, pero sí que algo –y algo importante– está funcionando.
¿Qué están haciendo diferente?
No hay una fórmula mágica, pero sí varios factores que coinciden: una vigilancia más cercana, una comunidad que se involucra, programas locales de prevención, presencia de liderazgos positivos y, en algunos casos, oportunidades reales para los jóvenes. Estos municipios han logrado una especie de escudo contra la violencia, no desde la represión, sino desde la reconstrucción del tejido social. Eso los diferencia en un departamento donde otras zonas siguen enfrentando cifras alarmantes.
Cali y el contraste inevitable
No se puede hablar de seguridad en el Valle sin mencionar a Cali, la capital. Aunque ha tenido algunos avances, continúa concentrando el mayor número de homicidios del departamento. La comparación es inevitable y plantea una pregunta incómoda pero necesaria: ¿por qué lo que funciona en La Cumbre no logra replicarse en Cali? ¿Qué hace falta para que una ciudad con tantos recursos pueda aprender de sus municipios vecinos?
El reto de sostener la paz en lo local
Mantener estas cifras es quizás más difícil que alcanzarlas. Las dinámicas del crimen cambian rápido, y lo que hoy es una zona tranquila, mañana podría enfrentar nuevos riesgos. Por eso, el reto no está solo en celebrar el logro, sino en blindarlo. Eso implica vigilar de cerca las alertas tempranas, sostener los programas sociales, y sobre todo, no bajar la guardia. Porque la violencia tiene memoria, y donde alguna vez hubo muerte, puede volver si se descuida el territorio.
Un llamado a mirar lo que sí funciona
En un país acostumbrado a las malas noticias, vale la pena detenerse en estos municipios que demuestran que la vida puede imponerse. No se trata de idealizar, ni de olvidar que aún hay problemas, pero sí de reconocer que hay caminos posibles hacia la paz. Que La Cumbre lleve más de un año sin asesinatos no es solo una buena noticia: es un mensaje poderoso. Uno que debería ponernos a pensar, como ciudadanos, como periodistas, como líderes, en lo que sí está funcionando y cómo podemos replicarlo. Porque contar los muertos seguirá siendo necesario, pero quizás ya es hora de empezar a contar los días sin ellos.
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