El proyecto del Piedemonte caleño entra en la élite del diseño paisajístico mundial tras ser seleccionado entre más de 230 iniciativas internacionales
Foto: Comunicaciones Alcaldía de Cali
Redacción de RMC Noticias
Santiago de Cali, 10 de agosto de 2025 — En una ciudad marcada por los contrastes urbanos, ambientales y sociales, el Corredor Integral del Piedemonte Cristo Rey se abre paso como símbolo de transformación. Esta semana, el proyecto caleño fue seleccionado como uno de los ocho finalistas del Premio Internacional de Paisaje Rosa Barba Casanovas 2025, un reconocimiento otorgado por la Bienal Internacional de Paisaje de Barcelona, considerado uno de los más prestigiosos en el ámbito del urbanismo, la arquitectura y la sostenibilidad ambiental.
De las 230 propuestas recibidas desde los cinco continentes, el jurado internacional eligió proyectos desarrollados entre 2019 y 2024 que reflejan un enfoque innovador en la relación entre espacio urbano y entorno natural. El de Cali no solo cumplió, sino que destacó por su enfoque de restauración ecológica de un ecosistema altamente degradado: el bosque seco tropical, uno de los más amenazados de Colombia. Este logro no es anecdótico; representa una forma distinta de pensar la ciudad desde la regeneración, no desde la expansión.
Un corredor que reconstruye más que paisajes
El Corredor Cristo Rey no es una obra más de infraestructura verde; es la respuesta a una deuda ambiental y social acumulada durante décadas. Este proyecto ha logrado recuperar más de 57 hectáreas que antes estaban en abandono o deterioro, articulando un sistema de senderos, zonas de recreación pasiva, miradores y franjas de restauración ecológica que conectan a la ciudad con su piedemonte. El impacto trasciende lo visual: se han reactivado corredores biológicos, se ha disminuido el riesgo por invasión en zonas de ladera, y se ha promovido una nueva cultura de relación con el territorio.
Según Juan Carlos Guerra, subsecretario de Mejoramiento Integral, este proyecto no solo embellece, sino que “cumple con una función ambiental de alto valor para la ciudad. Convertimos áreas fragmentadas en un gran pulmón verde que devuelve vida a la ciudad y dignidad a sus habitantes.” En ese sentido, el Corredor Cristo Rey es también un ejercicio de reconciliación urbana: entre el cemento y la montaña, entre la ciudad formal y los bordes olvidados.
Foto: Comunicaciones Alcaldía de CaliPremio Rosa Barba: un escenario de alto nivel
El Premio Internacional de Paisaje Rosa Barba Casanovas, parte de la 13ª Bienal Internacional de Paisaje de Barcelona, es un galardón que no solo destaca la estética, sino la profundidad del diseño paisajístico como herramienta de transformación. Los finalistas presentarán sus proyectos en un simposio que se celebrará entre el 17 y el 21 de noviembre de 2025, donde también se anunciará el proyecto ganador, que recibirá un premio de 15.000 euros. Además, todas las iniciativas seleccionadas harán parte del catálogo oficial, de la exposición y del Atlas Digital de la Bienal, dándoles visibilidad global.
Este reconocimiento ubica a Cali en el mapa internacional del diseño urbano con enfoque ecológico. Lejos de ser un logro simbólico, es una validación profesional que puede abrir puertas a cooperación técnica, inversión ambiental y nuevos modelos de desarrollo urbano sustentable. En un país donde el crecimiento urbano rara vez ha sido sinónimo de sostenibilidad, este tipo de hitos sientan precedentes que vale la pena proteger y replicar.
Más que premios: legado y proyección
El valor real de este proyecto no se mide solo por el prestigio del premio o los metros cuadrados recuperados, sino por su capacidad de convertirse en política urbana replicable. ¿Qué otras laderas, bordes, quebradas o zonas deprimidas de Cali podrían beneficiarse de una intervención similar? ¿Cuánto se podría avanzar si se priorizara la ecología del territorio sobre la lógica del loteo?
Hoy, el Corredor Cristo Rey está dando una respuesta técnica y sensible a estas preguntas. Y lo hace con una narrativa distinta a la de megaproyectos ostentosos: con soluciones basadas en la naturaleza, con participación comunitaria y con una visión de futuro que entiende que la sostenibilidad no es una meta, sino un método.
Paisajes que enseñan a habitar
La inclusión del Corredor Integral Cristo Rey entre los finalistas del Premio Rosa Barba es, en esencia, un recordatorio. Un recordatorio de que las ciudades pueden —y deben— construirse en diálogo con su entorno natural. Que el desarrollo urbano no tiene que significar sacrificio ecológico, y que recuperar un paisaje también puede ser una forma de reconstruir tejido social.
Desde esta redacción celebramos este logro no solo como un premio, sino como una invitación a que Cali profundice en un modelo urbano más justo, resiliente y consciente del territorio que habita. Ojalá este reconocimiento no quede como una mención aislada, sino como el inicio de una conversación seria y sostenida sobre cómo queremos crecer y convivir como ciudad.
Porque al final, los premios pueden brillar, pero los paisajes restaurados son los que perduran.
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