Petronio Álvarez 2025: Más que folclor, una declaración cultural desde el Pacífico colombiano

La Casa Grande del Pacífico se levanta entre manglares, música y resistencias cotidianas

Petronio Álvarez 2025: Más que folclor, una declaración cultural desde el Pacífico colombiano
    FtoComunicaciones Alcaldía de Cali 




 Redacción de RMC Noticias

Santiago de Cali, 13 de agosto de 2025 —Cali no solo baila, canta y celebra: también recuerda, defiende y construye territorio desde sus raíces. El Festival de Música del Pacífico Petronio Álvarez 2025, en su edición 29, llega como un ejercicio de memoria viva que resiste el olvido estructural y convierte la cultura en un acto político y colectivo. Este año, bajo el lema “La Casa Grande del Pacífico”, la fiesta se transforma en escenario de país y espejo de nuestras contradicciones.

El corazón de un país marginado que late en el centro de una ciudad

Decir que el Petronio es el festival más importante del Pacífico colombiano no es solo una afirmación técnica. Es una forma de reconocer que allí, entre marimbas, arrecheras, turbantes y arrullos, se condensa una herida histórica y una esperanza insistente.

Durante seis días, Cali se convierte en epicentro de una Colombia que rara vez ocupa titulares: la de los pueblos afrodescendientes, los saberes orales, los oficios heredados y las músicas que no caben en los algoritmos. Esta edición suma un hito más: 52 agrupaciones en competencia, un récord que no solo marca crecimiento, sino una urgente necesidad de expresión y visibilidad.

Impacto real: economía que brota desde las raíces

En un país que suele ver lo cultural como gasto, el Petronio demuestra lo contrario: es inversión con retorno medible. La edición 2024, según cifras del Observatorio de Turismo de Cali, dejó un retorno estimado de $60.000 millones COP a partir de una inversión pública de $15.000 millones.
Más de 600.000 asistentes, 28 % internacionales, 94 % con al menos una noche de pernocta, y un gasto que osciló entre $500.000 y $5 millones COP por visitante: esos son los indicadores que el mercado entiende, pero detrás de ellos hay más que cifras.

Hay familias cocinando desde la madrugada, artesanos tallando memorias, músicos recorriendo kilómetros sin promesas, mujeres vendiendo bebidas ancestrales que son, también, una forma de medicina y resistencia. Hay, en cada stand, una historia de país.

2025: Manglares como símbolo y resistencia como narrativa

El tema central de este año, los manglares, no es una elección estética. Representan ecosistemas resilientes que filtran, protegen y sostienen vida en medio de la adversidad. Así como lo hace el Pacífico, y así como lo ha hecho el festival desde su creación. El Petronio no es solo vitrina cultural, es también territorio simbólico y disputa de sentido.

A esto se suman cinco pabellones que amplifican las voces del Pacífico:

Cocina tradicional, con sabores del Chocó, Valle, Cauca y Nariño.

Bebidas ancestrales, donde el viche deja de ser clandestino para convertirse en identidad líquida.

Moda, artesanía y estética afro, que no responde a tendencias sino a historia.

Caserío Pacífico, una inmersión arquitectónica y sensorial.

Quilombo Pedagógico Germán Patiño Ossa, el espacio para pensar el territorio más allá del espectáculo.

Turismo con alma: cifras que también hablan de dignidad

Según SITUR, este 2025 se espera la llegada de 34.200 visitantes, con un 14 % de participación internacional y una ocupación hotelera proyectada del 75 %. En términos económicos, se prevé un ingreso de USD $5 millones, incluyendo más de USD $600.000 en alojamiento directamente ligado al festival.

Petronio Álvarez 2025: Más que folclor, una declaración cultural desde el Pacífico colombiano
       Foto: Comunicaciones Alcaldía de Cali 

Pero más allá de la estadística, está el gesto político de venir a Cali por el Petronio: turistas que llegan desde Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Brasil o Chile, no solo a consumir cultura, sino a vivirla. El reto de la ciudad es estar a la altura de ese interés, no solo en infraestructura, sino en hospitalidad consciente y ética del cuidado.

Seguridad, infancia y convivencia: una apuesta por el espacio compartido

Este año, con más de 500 personas de logística, 250 policías, 70 paramédicos y el despliegue de un Puesto de Mando Unificado, la organización pone el foco en un aspecto clave: la seguridad como garantía de experiencia y derecho.

Las recomendaciones para asistir con niños y mascotas no son detalles logísticos, sino parte de una visión inclusiva del evento, donde el disfrute colectivo no implique riesgo. Porque el Petronio también es eso: familias enteras que aprenden, desde pequeñas, que la cultura no es elitismo, sino herencia y convivencia.

El Petronio como metáfora de lo que aún podemos ser

Hay en el Petronio una lección que se renueva cada año: cuando una ciudad cree en su gente, la cultura no es ornamento, es cimiento. El festival no es perfecto ni homogéneo; hay tensiones, contradicciones, desafíos de sostenibilidad, riesgo de folclorización. Pero, a pesar de eso —o justamente por eso—, sigue siendo uno de los pocos eventos donde la Colombia profunda toma la palabra y el espacio.

En un país fragmentado, el Petronio Álvarez se alza como una casa grande sin muros, donde las músicas no solo suenan, sino que nos interpelan; donde la tradición no se musealiza, sino que se canta, se baila y se come. Y en ese gesto colectivo, lo que está en juego no es solo la cultura del Pacífico, sino la dignidad de un país que aún puede reencontrarse consigo mismo.


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