Cali golpea a 'La Olla': megadesmantelamiento en pleno centro expone entramado criminal del microtráfico

El centro histórico de Cali no solo lucha por su recuperación urbanística, también por la recuperación de su alma

Cali golpea a 'La Olla': megadesmantelamiento en pleno centro expone entramado criminal del microtráfico
 
 Foto: Comunicaciones Alcaldia de Cali

Redacción de RMC Noticias

Cali, septiembre 3 de 2025. En medio de la estrategia de revitalización del centro caleño, uno de los retos más complejos ha sido recuperar no solo el espacio físico, sino también el tejido social profundamente fracturado por años de abandono y crimen organizado. Esta semana, ese objetivo dio un paso firme: la desarticulación de la banda ‘La Olla’, una estructura criminal que convirtió al barrio Sucre en epicentro del microtráfico y el miedo.

Con la participación de más de 200 uniformados, la Policía Nacional adelantó 27 allanamientos simultáneos que derivaron en la captura de 18 personas, entre ellas presuntos cabecillas y articuladores de esta red. Las órdenes judiciales incluyen delitos graves como homicidio agravado, uso de menores en actividades delictivas y porte ilegal de armas, revelando la complejidad de una organización que operaba a plena luz del día, en pleno centro de la ciudad.

Barrio Sucre: de símbolo de abandono a objetivo estratégico

Durante años, el barrio Sucre fue estigmatizado como una zona sin ley, donde la marginalidad, la indigencia y el microtráfico coexistían como una constante urbana. La operación de ‘La Olla’ no solo alimentaba esa percepción, sino que también instrumentalizaba a habitantes en condición de calle como engranaje clave del negocio criminal, una práctica sistemática de explotación social con fines lucrativos.

Según las autoridades, esta organización movilizaba cerca de 8.000 dosis mensuales de estupefacientes, generando rentas criminales superiores a los $50 millones mensuales, dinero que fluía sin control fiscal y financiaba otras actividades ilegales. La droga, proveniente del municipio de Corinto (Cauca), llegaba al centro de Cali, donde era dosificada en inmuebles adaptados para burlar a la Policía.

Más allá de las cifras: la violencia silenciosa del microtráfico

Este golpe, aunque importante, revela una verdad incómoda: el narcotráfico urbano ya no es un problema periférico, sino estructural. La banda ‘La Olla’ no solo distribuía droga, sino que ejercía un control territorial silencioso mediante el miedo y los homicidios selectivos. La ocupación de espacios, la degradación del entorno y la descomposición del tejido social fueron parte de su estrategia de permanencia.

En Cali, el 64% de los homicidios tiene relación directa o indirecta con conflictos por control de plazas de microtráfico, según datos recientes del Observatorio de Seguridad. Esa cifra no es simplemente un número: es una alerta roja sobre la urgente necesidad de pensar la seguridad urbana más allá de los operativos policiales.

Cali golpea a 'La Olla': megadesmantelamiento en pleno centro expone entramado criminal del microtráfico
  Foto: Comunicaciones Alcaldia de Cali

Un plan de ciudad que trasciende la represión

Este operativo se enmarca dentro de un plan integral de recuperación del centro, que busca no solo la intervención policial, sino también la transformación social y urbana de zonas históricamente abandonadas. Desde la Alcaldía se ha insistido en fortalecer el trabajo articulado con la Fuerza Pública, pero también en devolverle la vida digna a las calles con inversión social, vivienda, cultura y emprendimiento.

La captura de 18 integrantes de ‘La Olla’ es un paso significativo, pero no suficiente. Las estructuras del multicrimen —como lo ha catalogado la administración— son resilientes y mutan con facilidad. La reciente ofensiva, que también logró desmantelar tres bandas más en otras comunas, muestra que el crimen no está localizado en un punto geográfico, sino distribuido por toda la ciudad.

Los números respaldan, pero no lo explican todo

Según el último informe de la Secretaría de Seguridad, Cali ha registrado reducciones sustanciales en delitos de alto impacto: el hurto a personas bajó un 24%, a residencias un 31%, y la extorsión un 8%. Sin embargo, otras cifras, como el hurto de motocicletas, crecieron en un 12%, lo que indica que el crimen muta de rostro cuando se siente presionado.

Estas dinámicas confirman que la seguridad no puede depender exclusivamente de la acción coercitiva del Estado. Se necesita prevención, educación, oportunidades y un enfoque territorial que comprenda que cada barrio tiene su propia historia, sus propios miedos y su propio potencial de transformación.

limpiar las calles no es lo mismo que sanarlas

La captura de una banda no equivale a la sanación de un barrio. Detener a los criminales es necesario, pero insuficiente si no se acompañan las decisiones con voluntad política sostenida, inversión en lo social y reconstrucción de confianza. Las ciudades no se salvan únicamente con uniformes: se salvan con educación, empleo y dignidad.

La recuperación del centro de Cali —y de cualquier zona degradada por el crimen— debe ir más allá de los operativos espectaculares. El verdadero desafío es crear condiciones para que estas estructuras ilegales no vuelvan a enraizarse. Solo así, la promesa de una ciudad segura y justa dejará de ser un eslogan y se convertirá en una realidad compartida.


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