Más de 1.600 bailarines, orquestas, melómanos, DJ, investigadores y la vieja guardia de la salsa se dan cita en el Coliseo El Pueblo del 25 al 28 de septiembre, en el evento que convierte a Cali en el corazón salsero del planeta.
Redacción de RMC Noticias
Una celebración que trasciende la música
Santiago de Cali 25 de septiembre 2025. La ciudad se prepara para latir al compás de su identidad más profunda: la salsa. Este 2025, el Festival Mundial de Salsa celebra 20 años de historia, memoria y pasión en un encuentro que no es solo un espectáculo, sino una afirmación cultural que atraviesa generaciones, territorios y disciplinas. Del 25 al 28 de septiembre, el Coliseo El Pueblo dejará de ser solo una infraestructura deportiva para convertirse en el epicentro global del baile, el ritmo y la resistencia cultura. Y no se trata de una frase de campaña: son más de 1.600 bailarines en competencia, delegaciones internacionales y una ciudad que se transforma en pista de baile colectiva.
Un ecosistema que reúne a todos los actores de la salsa
Lo que hace único al Festival Mundial de Salsa no es solo su escala, sino su capacidad de reunir en un solo espacio a todos los actores del universo salsero: zapateros artesanales, vestuaristas, DJ, investigadores, coleccionistas, escuelas, viejas glorias, niños y campeones internacionales. Este no es un evento para la élite artística; es un tejido social en movimiento que representa a los barrios, a las comunas, a los que convirtieron la salsa en forma de vida. Y mientras muchos festivales se reducen al escenario, Cali apuesta por un modelo más profundo: una ciudadela cultural viva, con talleres, conversatorios, muestras, ventas populares y espacio para los saberes tradicionales.
-Una competencia que eleva el alma y el nivel técnico
Las competencias —divididas en categorías amateur, profesional, élite y ensamble— no son meros concursos de destreza. Son el resultado de años de disciplina, entrenamiento y compromiso. Quien haya presenciado una final sabe que en esas tarimas no solo se baila: se cuenta una historia de lucha, resiliencia y orgullo. La participación de delegaciones de países como Panamá, México, Suiza y EE. UU. reafirma el carácter internacional del festival, que ha logrado algo pocas veces visto: convertir una danza popular de raíz afrolatina en patrimonio global con sello caleño.-Más que música: identidad, memoria y resistencia
Foto: Comunicaciones alcaldía de Cali
En un país marcado por desigualdades y olvido institucional hacia las expresiones populares, el Festival Mundial de Salsa representa también una forma de resistencia cultural y dignificación. El homenaje a Wilson Manyoma —una leyenda que representa la herencia viva de la salsa brava—, los tributos a la vieja guardia y el espacio dado a los nuevos talentos son gestos que van más allá del entretenimiento. Son actos de memoria y reconocimiento. Como lo han señalado investigadores del Observatorio de Culturas Urbanas de la Universidad del Valle, "la salsa en Cali no es solo una industria cultural, es un archivo emocional de la ciudad".
Una apuesta de ciudad sin exclusiones
Este año, como en las dos décadas anteriores, la entrada será libre y sin boletería, un gesto que debe resaltarse en una época donde la mercantilización de la cultura cierra puertas a los públicos populares. Esta decisión no solo democratiza el acceso, sino que afirma algo esencial: la salsa en Cali no se vende, se comparte. El evento se ha consolidado como espacio familiar, intergeneracional y pedagógico, donde niñas y niños pueden ver en escena lo que la escuela no enseña: que el arte transforma y la identidad tiene ritmo propio.
La Caseta de la Salsa: economía, saber y comunidad
La inclusión de la Caseta de la Salsa es quizás una de las apuestas más interesantes del festival: un espacio donde emprendedores salseros —desde fabricantes de discos hasta modistas especializadas— encuentran un lugar para visibilizar y sostener sus oficios. Aquí no solo se baila, también se compra, se enseña, se debate y se reflexiona. Esta caseta no es solo un anexo del evento: es el corazón económico de un ecosistema cultural que genera empleo, orgullo y pertenencia en la ciudad. Un espacio que invita a pensar la cultura como motor económico legítimo y sostenible.
La salsa como un derecho cultural
Desde este medio, reafirmamos la importancia de un evento como el Festival Mundial de Salsa no solo como expresión artística, sino como reivindicación de un derecho cultural. En una ciudad atravesada por las fracturas sociales, la salsa ha sido puente, refugio y afirmación. Celebrar 20 años de este festival no es mirar atrás con nostalgia, sino mirar al futuro con compromiso. Cali necesita políticas culturales que no usen la salsa como eslogan turístico, sino que reconozcan su valor profundo como herencia viva. Invitamos a la ciudadanía a vivir este festival no solo como espectadores, sino como custodios de una tradición que nos pertenece y nos define.
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