Sin carro, pero con futuro: Cali apuesta por la movilidad activa para cambiar su rumbo urbano

La capital vallecaucana institucionaliza dos jornadas anuales sin vehículos particulares, una decisión que va más allá del medio ambiente: busca transformar la relación entre la ciudad, sus habitantes y el derecho a moverse con dignidad.

Sin carro, pero con futuro: Cali apuesta por la movilidad activa para cambiar su rumbo urbano
    Foto : Comunicaiones Alcalddia de Cali 




Redacción de RMC Noticias

Una decisión que cambia el ritmo de la ciudad

Santiago de Cali, 18  de septiembre de 2025. A partir de 2025, Cali no solo respirará distinto dos veces al año: pensará distinto. La Alcaldía, bajo la dirección de Alejandro Eder, oficializó mediante decreto el ‘Día de la Movilidad Activa’, una jornada semestral que restringe el uso de vehículos particulares y promueve alternativas sostenibles. La medida no llega por moda ni por presión internacional: responde a una urgencia estructural en una ciudad donde el transporte es el mayor responsable del ruido, la contaminación y, en muchos casos, de la exclusión urbana.

Un respiro necesario: impacto ambiental medible

Los datos no mienten. Según el Departamento Administrativo de Gestión del Medio Ambiente (Dagma), el 51% de la huella de carbono de Cali proviene del sector transporte. Durante la jornada del 22 de septiembre de 2022, el retiro del 81% de las fuentes móviles permitió evitar una contingencia ambiental, incluso bajo condiciones climáticas desfavorables. En 2025, el 4 de mayo —coincidiendo con la Maratón de Cali— se volvió a evidenciar la tendencia: disminución del ruido y mejor calidad del aire. La política ambiental, en este caso, no se queda en el papel.

Más allá del carro: una ciudad para las personas

El debate sobre la movilidad activa no se reduce al derecho de usar o no un carro, sino al derecho a moverse en condiciones dignas. En Cali, caminar o usar bicicleta sigue siendo un riesgo en muchos sectores. Esta jornada busca visibilizar a quienes siempre han transitado la ciudad sin protección ni prioridad. El enfoque cambia: el peatón, el ciclista y el usuario del transporte público pasan al centro de la discusión. No es una prohibición al automóvil, es una invitación a imaginar una ciudad con menos bocinazos y más encuentros humanos.

Transporte público y corresponsabilidad ciudadana

La movilidad activa no puede depender exclusivamente de decisiones gubernamentales. Requiere una ciudadanía consciente y un sistema de transporte público eficiente. En 2025, durante la primera jornada oficial, el gremio de taxistas reportó mayor demanda y el sistema MIO registró un aumento significativo en su uso, pese a sus falencias estructurales. El desafío está en sostener este comportamiento sin necesidad de decretos. Una ciudad se transforma no solo por la norma, sino por la voluntad colectiva de mejorar lo común.

Obstáculos visibles y aprendizajes pendientes

No todo es éxito inmediato. Sectores del norte de Cali siguen presentando altos niveles de contaminación, impulsados por la industria de Yumbo y la baja adherencia a la medida. La implementación de jornadas sin carro también ha encontrado resistencia en zonas donde la informalidad vehicular es alta y el control institucional es débil. Aún así, estas dificultades no deben ser excusas para retroceder, sino puntos de partida para fortalecer pedagogía, control y articulación con otros actores sociales y económicos.

Una apuesta incluida en el Plan de Acción

El ‘Día de la Movilidad Activa’ no es una ocurrencia aislada: está contemplado dentro del Plan de Acción Distrital, que incluye medidas como el impulso a la movilidad eléctrica, la renovación de vías y la creación de corredores seguros para bicicletas. Estas políticas apuntan a un objetivo común: reducir la contribución de Cali al cambio climático, mejorar la salud urbana y fomentar un estilo de vida más activo. La sostenibilidad no se decreta, pero sí se construye con decisiones consistentes y medibles como esta.

Una pausa que revela lo esencial

Desde esta redacción, afirmamos que la medida adoptada por la Alcaldía de Cali representa un paso necesario hacia una ciudad más justa y saludable. Pero advertimos: no bastan dos días al año para corregir décadas de urbanismo centrado en el automóvil. El reto está en convertir esta pausa simbólica en una transformación cultural.

Invitamos a los ciudadanos, empresas, gremios y entidades a no ver este día como una molestia, sino como una oportunidad para cuestionar cómo nos movemos, para qué y a costa de quién. Una ciudad pensada solo para carros no es una ciudad; es una autopista disfrazada. Cali está llamada a ser un ejemplo nacional de movilidad humana y sostenible. La decisión ya se tomó. Ahora, el desafío es no retroceder.


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