Escuelas de salsa, canto ancestral y formación Drag: así se construye inclusión y esperanza en Cali desde la cultura
Santiago de Cali, octubre 13 de 2025. En los márgenes donde históricamente ha reinado el olvido institucional, una apuesta silenciosa —pero poderosa— se abre paso en Cali y otros municipios del Valle del Cauca: el arte como herramienta de transformación social. Lo que antes era visto como un lujo o entretenimiento, hoy se posiciona como una estrategia de inclusión, prevención y dignificación de vidas, especialmente entre niños, jóvenes y comunidades diversas.
Durante una jornada de reconocimiento territorial, la gobernadora Dilian Francisca Toro visitó varias de estas iniciativas que hoy representan algo más que talento: son refugio, identidad y alternativa. Programas como Escuela Apoyada, Estímulos y Escuelas Culturales están dando frutos tangibles en los barrios donde el abandono suele tener más presencia que el Estado.
Escuelas de salsa: el arte que disciplina, rescata y conecta con la raíz
Detrás del brillo de las competencias internacionales y los pasos sincronizados, hay historias de lucha, resiliencia y disciplina. En Cali, la salsa no es solo un símbolo cultural; es una oportunidad de vida. Así lo demuestra Escuela Apoyada, un programa que hoy respalda a 76 academias de salsa en el departamento. Entre ellas, Son de Luz y Acrosalsa Latina, que abren sus puertas a niños y jóvenes que, sin estos apoyos, no tendrían cómo acceder a formación artística de calidad.
El respaldo económico permite a los estudiantes acceder a transporte, becas completas y formación estructurada. Pero el impacto va más allá de lo material. Luis Adrián Grueso, un adolescente de 13 años del barrio El Vergel, lo resume con claridad: “La salsa me ayuda a salir de los problemas. Me mantiene enfocado. No tendría cómo pagar esto sin el apoyo del programa”.
En una ciudad donde el ocio sin rumbo se convierte en semillero de reclutamiento y violencia, el arte ha demostrado ser una herramienta efectiva de prevención social.
Estímulos que dan voz a quienes nunca la tuvieron
Más allá de la danza, el programa Estímulos de la Gobernación del Valle ha sido una plataforma para reconocer y proyectar expresiones culturales poco visibilizadas. Ecos Sonoros, por ejemplo, es un colectivo que trabaja con mujeres mayores del Pacífico en procesos de memoria sonora y oralidad ancestral. Su enfoque de género y territorio le ha dado relevancia en una región donde la cultura tradicional suele ser desplazada por lo comercial.
En la misma línea, el proyecto La Maestría del Transformismo ofrece formación escénica y artística a talentos del movimiento LGBTIQ+, apostando por la profesionalización del arte Drag en el Valle del Cauca. No se trata solo de maquillaje y escenario: se trata de identidad, visibilidad y reconocimiento en un contexto donde aún persisten prejuicios y exclusiones.
Foto : Comunicaciones Gobernación del Valle“Que la Gobernación respalde esto no es solo apoyo económico, es un mensaje político: aquí también cabemos”, dice Felipe Ortega, uno de los artistas participantes.
Escuelas culturales: el emprendimiento nace del saber local
Un componente menos visible pero igual de potente es el que impulsa la línea de Escuelas Culturales, centrada en transformar oficios tradicionales en emprendimientos sostenibles. En esta fase, la formación artística se entrelaza con modelos de negocio cultural. Repostería artística, diseño con enfoque étnico o tejido tradicional son algunos de los saberes que se están fortaleciendo.
Durante su recorrido, la gobernadora escuchó a 14 mujeres emprendedoras contar cómo su arte —antes informal o subestimado— hoy representa autonomía económica y liderazgo comunitario. Esta línea de acción marca un viraje clave: de la formación artística al empoderamiento productivo.
Una política que reconoce al arte como derecho, no como lujo
Lo que se teje en Cali y en el Valle del Cauca es más que una serie de talleres: es una apuesta política por la dignificación a través de la cultura. En Colombia, solo 1 de cada 10 municipios tiene infraestructura cultural adecuada (DANE, 2023), y la inversión en cultura no supera el 0.5% del PIB. En ese contexto, un modelo como el que lidera el Valle, con programas continuos y presencia territorial, se convierte en una referencia para otras regiones.
Pero también representa un desafío: ¿podrán estas políticas sostenerse más allá del actual mandato? ¿Cómo garantizar que el arte y la cultura no sean recortados en tiempos de ajuste fiscal?
Cultura con propósito: una inversión que sostiene el tejido social
Reducir el arte a una actividad decorativa es desconocer su poder transformador. Desde esta redacción, sostenemos que la cultura debe entenderse como parte integral de cualquier política pública de desarrollo humano. Las experiencias de Luis Adrián, las mayoras del Pacífico y los artistas Drag no son simplemente casos inspiradores: son evidencia de lo que ocurre cuando el arte se convierte en una herramienta real de inclusión y cambio social.
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