Recompensa millonaria, señales del ELN y una advertencia sobre el retroceso en seguridad nacional
Redacción RMC Noticias
La madrugada del martes 16 de diciembre de 2025 dejó una herida profunda en Cali. Un atentado con artefactos explosivos improvisados en el sector de Mariano Ramos terminó con la vida de los subintendentes Jorge Leonardo Gómez Ochoa y Robert Steven Melo Londoño, integrantes de la Policía Metropolitana, reactivando las alarmas por el resurgimiento del terrorismo urbano en la capital del Valle del Cauca.
Un ataque planificado que apunta al terrorismo
De acuerdo con el general Henry Bello, comandante de la Policía Metropolitana de Cali, el análisis técnico de los explosivos activados al paso de los uniformados motorizados corresponde a un perfil criminal asociado al ELN, lo que refuerza la hipótesis de una acción terrorista deliberada y no de un hecho aislado de violencia común.
Recompensa histórica para dar con los responsables
Como respuesta inmediata, el alcalde Alejandro Eder anunció una recompensa de hasta 200 millones de pesos por información que conduzca a la captura de los autores materiales e intelectuales del atentado. La medida busca acelerar los procesos de investigación y enviar un mensaje de determinación institucional frente a los grupos armados ilegales que operan en la región.
Una ciudad que ha invertido en seguridad
El mandatario distrital sostuvo que Cali ha realizado un esfuerzo sin precedentes en materia de seguridad, destinando el mayor presupuesto de su historia para este fin. Según datos oficiales de la Alcaldía, durante la actual administración se han capturado más de 6.500 delincuentes, judicializado 60 terroristas vinculados a atentados en 2025 e incautado más de 1.000 armas de fuego, además de fortalecer programas de prevención del reclutamiento de niños, niñas y jóvenes.
El reclamo al Gobierno Nacional
Pese a estos resultados, Eder fue enfático en señalar que la violencia actual está ligada a la reducción del presupuesto nacional en seguridad. El alcalde reiteró su llamado al presidente Gustavo Petro para reforzar con recursos y capacidades a la Fuerza Pública, advirtiendo que Cali enfrenta cifras de homicidios asociados al terrorismo que no se registraban con esta magnitud desde hace dos décadas.
Refuerzos policiales y mensaje de unidad
Tras el atentado, el alcalde confirmó la llegada de al menos 100 policías adicionales a la ciudad, acordada con el director general de la Policía Nacional. En paralelo, hizo un llamado a la unidad nacional, a rodear a la Fuerza Pública y a acompañar solidariamente a las familias de los uniformados asesinados, subrayando que los responsables son estructuras criminales y narcoterroristas como el ELN y la disidencia ‘Jaime Martínez’.
No normalizar el terror
La muerte de dos policías y las 12 víctimas del terrorismo registradas este año en Cali obligan a una reflexión colectiva. La seguridad no puede convertirse en un terreno de disputas institucionales ni en una variable secundaria de la agenda nacional. Proteger la vida exige una acción coordinada del Estado, sin ambigüedades frente a los grupos armados ilegales. Cali no puede, ni debe, acostumbrarse al terror; el país tampoco.
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